lunes, 13 de octubre de 2014

Descubrimiento y Colonización

La isla de la Hispaniola (La Española), actualmente ocupada por las naciones de Haití y la República Dominicana, fue el primer lugar del Nuevo Mundo donde los españoles formaron una colonia. Como tal, sirvió de base logística para la conquista de la mayor parte del Hemisferio Occidental.
Cristóbal Colón descubrió la isla el 5 de diciembre de 1492, en los días finales de su primer viaje a "las indias". Colón y sus compañeros encontraron que la isla estaba habitada por un gran población de amistosos indios Taínos (Arawacos), quienes le dieron la bienvenida a los exploradores.

Colón estableció un asentamiento improvisado en la costa norte, cerca de la ciudad actual de Cap Haïtien, el cual llamó La Navidad (por ser el 25 de diciembre). Usó los restos de la carabela Santa María, que había dado contra un arrecife coralino y zozobrado.
La tierra era fértil, pero de mayor importancia para los españoles fue el descubrimiento del oro que podía conseguirse por trueque con los nativos, quienes se adornaban con joyas, o extrayéndolo de los depósitos aluviales de la isla.
Los taínos llamaban a la isla de diversas maneras pero lo más común era Ayti o Hayti (tierra montañosa). Aunque inicialmente fueron amigables hacia los españoles, estos nativos respondieron violentamente contra la intolerancia y abusos de los recién llegados. Cuando Colón regresó a la Hispaniola en su segundo viaje en 1493, encontró que la Navidad había sido arrasada y eliminados sus habitantes. Pero no era fácil detener el interés del Viejo Mundo en la expansión y su cruzada de esparcir el Catolicismo; Colón estableció un segundo asentamiento, La Isabela, más hacia el Este.
Luego de varios intentos de establecer colonias en la costa norte de la Hispaniola, finalmente se estableció el primer asentamiento permanente en el Nuevo Mundo: Santo Domingo, establecido en la costa sur. Bajo la soberanía española, toda la isla llevó el nombre de Santo Domingo. Los indicios de la presencia de oro --la sangre vital del naciente sistema mercantilista-- y una población de nativos tratables que podían usarse como obreros se combinaron para atraer a muchos españoles durante los primeros años. La mayoría de ellos era simple aventureros que, por lo menos inicialmente, estaban más interesados en adquirir rápidamente riqueza mas que en asentarse en la tierra. Desde los inicios, las relaciones con los indios, a quienes maltrataban de manera inmisericorde, se deterioraron. Movidos por las incautaciones de alimentos y otras extorsiones, y los abusos hacia sus mujeres, los indios se rebelaron pero fueron dominados definitivamente en 1495.
Santo Domingo se convirtió en el primer puesto de avanzada del Imperio Español. Las expectativas iniciales de reservas de oro abundantes y de fácil acceso demostraron que no tenían fundamento; aún así la isla llegó a ser importante como asiento de la administración colonial, un punto inicial para las conquistas de otras tierras y como laboratorio para el desarrollo de políticas de gobierno de las nuevas posesiones. Fue en Santo Domingo que los españoles introdujero el sistema de repartimiento por el cual los peninsulares (personas nacidas en España y que residían en el Nuevo Mundo) recibían grandes concesiones de tierra y el derecho a usar los indios residentes en ellas en las labores.
Colón, que gobernó la colonia hasta 1499, intentó poner coto a los abusos más serios a los cuales eran sometidos los indios prohibiendo las expediciones contra ellos y regulando los impuestos informales impuestos por los colonizadores, los cuales, por las limitaciones impuestas por estas formas más suaves de explotación, empezaron a oponerse activamente a Colón. Debido a sus demandas, Colón ideó el sistema de repartimiento de distribución de tierra e indios; bajo este sistema, se otorgaba a perpetuidad, sin ninguna obligación para con las autoridades, un gran porción de terreno junto con los servicios de los indios que vivían allí. El sistema de repartimiento no mejoró la situación de los indios, y la corona española lo cambió instituyendo el sistema de encomienda en 1503.
Colón y su hermano Bartolomé cayeron en desgracia ante la mayoría de los colonos, como resultado de celos y avaricias, y luego también ante la corona debido a su incapacidad de mantener el orden. Ya antes de 1500, los terratenientes demostraron su poder conspirando exitosamente contra Colón. Su sucesor, Francisco de Bobadilla, fue nombrado juez principal y comisionado real por la corona española en 1499. Bobadilla puso en prisión a Colón y lo envió a España, pero pronto la Reina Isabel ordenó su liberación. Bobadilla demostró ser un administrador inepto y en 1503 fue sustituido por el más eficiente Nicolás de Ovando, quien asumió los cargos de gobernador y juez supremo. Ovando estableció las bases para el desarrollo de la isla. Durante su mandato, el sistema de repartimiento fue sustituido por el de encomienda. Debido a sus éxitos en iniciar las reformas deseadas por la corona --entre ellas, el sistema de encomienda-- Ovando recibió el título de Fundador del Imperio Español en las Indias.
Bajo el sistema de encomienda, todas las tierras pasaban, en teoría, a ser propiedad de la corona, y así los indios eran considerados como inquilinos en tierras reales. El derecho de la corona a servirse de los inquilinos podía transferirse en fideicomiso a colonos españoles (los encomenderos) por una concesión formal y el pago regular de tributo. Los encomenderos estaban autorizados a ciertos días de trabajo por los indios, convirtiéndose en sus custodios. Así los encomenderos asumían la responsabilidad de cuidar por el bienestar físico de los indios y de instruirlos en el Cristianismo. Una encomienda, teóricamente, no involucraba tenencia de la tierra; en la práctica, sin embargo, la posesión se ganaba por otros medios.
El duro trabajo que se le demandaba a los indios y las privaciones que sufrían demostraron la naturaleza artificial del sistema de encomienda, que efectivamente operaba bajo un sistema de honor debido a la ausencia de esfuerzos por parte de las autoridades españolas.
A la población taína de Santo Domingo le fue muy mal bajo el gobierno colonial. El tamaño exacto de la población indígena de la isla en 1492 nunca ha sido determinada, pero observadores de la época dieron estimados que variaban desde varios miles hasta varios millones. El Padre Bartolomé de Las Casas estimaba 3 millones, lo que ciertamente es una exageración. En todo caso, hubo cientos de miles de indígenas en la isla.
Las labores forzadas, abusos, enfermedades contra las cuales los indios no tenían inmunidad, y el crecimiento de la población mestiza contribuyeron, todos a la eliminación del Taino y de su cultura. Ya para 1548 la población taína se había reducido a aproximadamente 500 personas, y en 1550 solamente 150 indios vivían en la isla. Las consecuencias de ello fueron profundas. La necesidad de nueva fuerza laboral para el cultivo creciente de la caña de azúcar obligó a la importación de esclavos africanos empezando en 1503. Ya para 1520, solamente se usaba la mano de obra de los esclavos africanos.

 

Ya varios años antes de la desaparición de los taínos, Santo Domingo había perdido su posición de principal colonia española en el Nuevo Mundo. Su falta de riquezas minerales la condenaron al abandono por la Madre Patria, especialmente luego de la conquista de la Nueva España (México). En 1535, el Virreinato de Nueva España, que incluía México y el istmo de América Central, incorporó a Santo Domingo, cuya importancia siguió disminuyendo luego de la conquista del rico reino de los Incas en Perú. La agricultura se convirtió en la actividad principal de la economía isleña, pero la naturaleza desorganizada de la producción agrícola no alcanzó los niveles de productividad que caracterizaría a la colonia bajo el mando francés.
Las primeras concesiones de tierra sin obligaciones bajo el sistema de repartimiento resultaron en una rápida descentralización del poder. Cada terrateniente tenía una autoridad virtualmente soberana. El poder era difuso debido a la tendencia de la ciudad capital, Santo Domingo (que también era el asiento del gobierno de todas las Indias españolas), a orientarse hacia la América continental, que proveía de oro a la corona, y hacia España, que proveía administradores, abastecimientos e inmigrantes para las colonias. El gobierno local estaba condenado a la ineficiencia debido al poco contacto entre la capital y el interior; para fines prácticos, el campo caía bajo el dominio de los grandes terratenientes. Durante toda la historia dominicana, este órden sociopolítico fue un factor importante en el desarrollo de algunas de las características distintivas de la cultura política de la nación tales como paternalismo, personalismo, y la tendencia hacia un liderazgo autoritario y fuerte.

Alcázar de Colón (presione para ampliar)
Alcázar de Colón
 
En 1509, el hijo de Colón, Diego, fue nombrado gobernador de la colonia de Santo Domingo. La ambición de Diego y el esplendoroso ambiente que se dió levantaron las sospechas de la corona, dando por resultado que, en 1511 la corona estableció la audiencia, una nueva institución política con las intenciones de limitar el poder del gobernador. La primera audiencia era simplemente un tribunal compuesto por tres jueces cuya jurisdición se extendía hacia todas las Antillas; constituía la más alta corte de apelación. La institución de la audiencia se esparció, eventualmente, por toda la América Española.
La influencia del tribunal creció, y en 1524 fue designado como Audiencia Real de Santo Domingo, con jurisdicción en el Caribe, la costa atlántica de América Central y México, y la costa norte de América del Sur, incluyendo todo lo que ahora es Venezuela y parte de la actual Colombia. Como corte que representaba la corona, la audiencia recibió poderes extensos, abarcando funciones administrativas, legislativa y consultivas; el número de jueces aumentaba proporcionalmente. Las decisiones de laaudiencia era definitivas en los casos criminales, pero los casos civiles importantes podían ser apeladas ante el Real y Supremo Consejo de las Indias en España.
El Consejo de las Indias, creado por Carlos V en 1524, era la principal agencia de la corona española para dirigir los asuntos coloniales. Durante la mayor parte de su existencia, el Consejo ejerció poder casi absoluto en cuanto a dictar leyes, administrar justicia, controlar las finanzas y el comercio, supervisión de la iglesia, y la dirección de ejércitos.
El brazo del Consejo de las Indias que trataba todos los asuntos concernientes al comercio entre España y sus colonias en América era la Casa de Contratación, organizada en 1503. Se facilitaba el control del comercio, en general, y la recolección de los impuestos, en particular, con la designación de puertos monopólicos en ambos lados del Océno Atlántico. Durante la mayor parte del período colonial, el comercial de ultramar consistía principalmente en convoyes anuales entre los puertos monopólicos. Estaba prohibido el comercio entre las colonias y otros países. La corona también restringía el comercio entre las colonias. Estas restricciones estorbaban la actividad económica en el Nuevo Mundo y fomentaron el tráfico por contrabando.
La Iglesia Católica Romana llegó a ser el principal agente para diseminar la cultura española en América. La organización eclesiástica desarrollada para Santo Domingo y que luego fue extendida a toda la América Española reflejaba una unión de la iglesia y el estado que era realmente más estrecha que la prevaleciente en la misma España. El Real Patronato de las Indias o, como luego fue llamado, elPatronato Real, servía como el agente de organización de esta afiliación entre la iglesia y la corona española.
El prestigio de Santo Domingo empezó a declinar en la primera parte del siglo XVI con la conquista de México por Hernán Cortés en 1521, y el descubrimiento allí, y luego en Perú, de una gran riqueza en oro y plata. Estos eventos coincidieron con el agotamiento de los depósitos aluviales de oro y la desaparición de la fuerza laboral indígena en Santo Domingo. Numerosos colonos se mudaron a México y a Perú; los nuevos inmigrantes españoles generalmente pasaban de largo buscando mayores fortunas que se encontrarían en las tierras más al Oeste. La población de Santo Domingo disminuyó, la agricultura languidecía, y pronto España empezó a preocuparse con sus colonias de tierra firme, más ricas y más extensas.
El estancamiento que prevaleció en Santo Domingo durante los siguientes 250 años fue interrumpido en varias ocasiones por enfrentamientos armados, ya que los franceses y británicos intentaron debilitar el dominio económico y político de España en el Nuevo Mundo. En 1586, el Almirante británico, Sir Francis Drake, capturó la ciudad de Santo Domingo y cobró un rescate para regresarla al control español. En 1655, Oliver Cromwell despachó una flota inglesa, comandada por Sir William Penn, para tomar Santo Domingo. Luego de enfrentar un fuerte resistencia, los ingleses navegaron más hacia el Oeste y tomaron Jamaica.
La retirada del gobierno colonial de la región costera norte abrió la puerta a los bucaneros franceses, quienes tenían una base en la Isla Tortuga (Île de la Tortue), cerca de la costa noroeste del actual Haití, para que se establecieran en la Hispaniola a mediados del siglo diecisiete. Aunque los españoles destruyeron varias veces los asentamientos de los bucaneros, los franceses no fueron disuadidos ni expulsados. La creación de la Compañía Francesa de las Indias Occidentales en 1664 indicó la intención de Francia de colonizar la Hispaniola occidental. Sucedieron batallas intermitentes entre los colonos franceses y españoles durante las siguiente tres décadas; sin embargo, España, presionada por guerras en Europa, no podía mantener una guarnición en Santo Domingo lo suficientemente grande para asegurar toda la isla contra la intrusión. En 1697, con el Tratado de Ryswick España cedía el tercio occidental de la isla a Francia. El límite exacto de este territorio (Saint-Domingue --ahora Haití) no fue establecido en el momento de la cesión y permaneció cuestionado hasta 1929.
Durante los primeros años del siglo dieciocho, los terratenientes en la colonia española hicieron poco con sus inmensas posesiones, y fueron abandonadas las plantaciones de azúcar debido al hostigamiento de los piratas. El comercio extranjero prácticamente desapareció, y casi todo el comercio doméstico sucedía en la ciudad capital.
La dinastía de los Borbones reemplazó, en España a la de los Habsburgos en 1700. El nuevo régimen introdujo innovaciones --especialmente reformas económicas-- que empezaron a revivir gradualmente el comercio en Santo Domingo. La corona relajó progresivamente los controles rígidos y las restricciones sobre el comercio entre la Madre Patria y las colonias y entre las colonias. Los últimos convoyes zarparon en 1737; el sistema de monopolio de los puertos fue eliminado poco después. A mediados de siglo, habían aumentado tanto la inmigración como la importación de los esclavos.
En 1765, las islas caribeñas recibieron autorización para comercializar ilimitadamente con los puertos españoles; siguió en 1774 el permiso para que las colonias españolas en América pudieran comerciar entre ellas. Se redujeron grandemente, o eliminados totalmente, los derechos para muchos productos. Ya en 1790, los comerciantes de cualquier puerto en España podían comprar y vender en cualquier parte de la América Española, y en 1800 España había abierto el comercio colonial a todos las naves neutrales.
Como resultado del estímulo dado por las reformas al comercio, la población de la colonia de Santo Domingo aumentó de más o menos 6,000 en 1737 a aproximadamente 125,000 en 1790. De este número, aproximadamente 40,000 eran terratenientes blancos, más o menos 25,000 eran negros o mulatos libres, y algunos 60,000 esclavos. La composición de la población de Santo Domingo contrastaba con la de la colonia francesa vecina de Saint-Domingue, donde algunos 30,000 blancos y 27,000 hombres libres se beneficiaban del trabajo de por lo menos 500,000 esclavos negros. Para el colono español, Saint-Domingue representaba un barril de pólvora, cuya eventual explosión tendría repercusiones en toda la isla.

J Marcano


 

Descubriminto de América # 2,  de Biblioteca Virtual

 

Situación de Europa antes del Descubrimiento
La situación del descubrimiento de América fue producto del movimiento social y cultural, pero con profundas raíces económicas, que se efectuó en los países mas importantes de Europa durante los siglos XIII, XIV, XV y principios del XVI.
En la Edad Media, y fundamentalmente en los últimos siglos antes del descubrimiento de América, en Europa se fueron gestando fuerzas sociales y económicas que conllevarían a la expansión hacia los otros continentes.
El renacimiento fue ese movimiento que construyo un puente colocado entre la edad media y la edad moderna, y contribuyo grandemente a la extinción del sistema feudal al cuestionar las arcaicas estructuras de la sociedad de la época.
Entre las causas del renacimiento esta la invención de la imprenta, que permitió la disfunción de distintos conocimientos, el desarrollo de la burguesía, que surge a mediados del siglo XI con su criterio individualista y su espíritu emprendedor; y la caída de Constantinopla.
Las ciudades italianas de florencia, Venecia, Roma y Palermo fueron los puntos de partida del movimiento renacentista que entre sus características principales estuvieron las siguientes:
 

  • Admiración e imitación de los clásicos.
  • Contradicción entre la tradición y los nuevos Criterios.
  • Espíritu emprendedor y optimista.
  • Curiosidad científica.

Los acompañantes de Cristóbal Colon en el primero y segundo viaje reunieron estas características, además de ser amantes de la riqueza ilimitada y de las aventuras. El renacimiento provoco profundos cambios en los países europeos, así como el desarrollo de una economía mercantil, que a su vez hizo solidificarse una nueva clase social -la burguesía, osea, la clase que posee los medios de producción- interesada, entre otras cosas, en los metales preciosos para acuñar monedas.
El hecho histórico de que fuera Europa el continente que se expandiera a otros no se debió virtudes raciales o culturales especiales de sus pobladores, sino al fenómeno de haberse gestado por primera vez en la historia relaciones capitalistas de producción aun cuando estas fueran incipientes
Los intercambios entre Europa y la India, durante esta época se intensificaron, pero el comercio se interrumpió a partir del 29 de mayo de 1453 al apoderarse los turcos de Constantinopla, lo que motivo a los europeos a buscar una nueva ruta comercial.
La posesión de Constantinopla por los árabes dejo a Europa sin la ruta comercial que utilizaban para obtener las especies, sedas y el azúcar que tanto necesitaba, al mismo tiempo que los enfrentamientos entre Francia, Italia, Inglaterra y demás países se agudizaron.
A esta situación se unió la búsqueda de minas auríferas para enriquecer los tronos y así pretender imponerse a los demás, como ocurrió en el caso particular de las motivaciones que llevaron a la reina a aceptar el plan colombino.
Los Inventos
Los inventos que se produjeron en el inicio de la Edad Moderna, facilitaron la búsqueda de las deseadas rutas hacia los países de la especias, China y la India, y provocaron una total transformación de la vida europea.
A partir del siglo XI, dos inventos fueron vitales para las empresas descubridoras: La brújula y el Astrolabio. La primera atribuida a los chinos, permitió a los navegantes orientarse mediante la aguja imantada que señala al Norte.
El astrolabio es un instrumento para medir la altura y la posición de los cuerpos celestes, por lo que es útil para determinar la latitud, y longitud, de ahí, que jugo un papel de primerisima importancia en 1492.
Otro invento también de importancia en el descubrimiento y conquista de América, y que cambio radicalmente la manera de hacer la guerra fue la pólvora. La imprenta fue otro invento de gran importancia, ya que sirvio para transmitir los conocimientos de manera asombrosa, facilitando el acceso a los libros.
Las Exploraciones Marítimas
Los grandes inventos citados hicieron posible las exploraciones marítimas, las cuales fueron encabezadas por los portugueses y los españoles a causa de la ocupación de Constantinopla por los turcos.
Los portugueses fueron los precursores de la navegación oceánica y a mediados del siglo XV habían descubierto y colonizado las islas de Madera y los Azores. Así mismo, habían explorado las costas de África hasta el golfo de la Guinea, Bartolome Diaz, presidiendo una expedición llego al Cabo de las Tormentas en 1487, llamado luego Cabo de Buena Esperanza.
Vasco De Gama completo el descubrimiento de Diaz al dar la vuelta a la extremidad Sur de África en 1497, y un año después navego hasta las indias, cuando ya era una realidad el descubrimiento y colonización por parte de España de un continente cuatro veces mayor que Europa.
Los adelantos en la arquitectura naval y la navegación permitieron las expediciones marítimas a partir de la segunda mitad del siglo XV, correspondiéndole a España descubrir un continente que no estaba en capacidad de conquistar y colonizar debido a que acababa de salir de una intensa guerra de varios siglos en contra de los islamitas que ocuparon su territorio en el siglo VIII.
Situación Economica-Social de España
La situación que impero en España a fines del siglo XV explican el por que ocurrieron una serie de hechos en ese inmenso mundo descubierto en 1492. La historia de España, a partir del siglo VII es distinta a la que tuvieron los demás países europeos.
Esta al ser invadida por los árabes se vio impedida de que el régimen feudal se desarrollara de la misma manera que en los demás países europeos.
Hubo un grupo étnico que tuvo influencias importantes en el sentido económico, los judíos los cuales se fueron estableciendo masivamente en España durante los siglos de ocupación musulmana aprovechando el hecho de ser España el país mas avanzado de la región y por tanto favorable a sus empresas mercantiles.
La parte septentrional de España fue la única que no cayo bajo el dominio de los islamitas, lo que facilito en ella la creación de pequeños estados independientes, que a partir del siglo XI iniciaron un movimiento que se denomino Reconquista, y termino en el siglo XV con la expulsión de los árabes en toda la península Ibérica.
España durante el periodo de la invasión fue escenario de luchas intestinas de los siervos por la emancipación de las ciudades y de los nobles en torno al poder real, así como de los cristianos, mahometanos y hebreos por el predominio de los dogmas religiosos.
No obstante esa situación, España fue uno de los países mas avanzados de Europa durante la Edad Media debido al dinamismo de su economía imprimido por árabes y judíos, principalmente en las ciudades, contrario a lo que ocurría en otros países donde existía una economía rural, propia del sistema feudal que vivían.
La estructura feudal española se distribuía de la manera siguiente:
  • La alta nobleza, integrada por la aristocracia militar y los eclesiásticos.
  • La baja nobleza, compuesta por hijosdalgo, militares y frailes enriquecidos.
  • La clase media, formada por tenedores, armadores, cirujanos, notarios y campesinos acomodados.
  • La clase laboral, que se encontraba organizada en gremios jerarquizados.
  • Los campesinos, que constituían el 80% de la población.
La composición social de España a fines del siglo XV permitió una alianza entre los dos principales reinos que no estaban bajo la dominación de los islamitas: Castilla y Aragón.
Unidad Entre Castilla y Aragón
La alianza concertada por las noblezas de castilla y aragón a través de la unión matrimonial de Fernando e Isabel la Católica en 1479 constituyo el Estado Unificado o Estado Único de España. Los Reyes Católicos la emprendieron entonces, en contra de los señores feudales al contar con la ayuda de la burguesía de las ciudades, organizadas en la Santa Hermandad.
Luego procedieron a someter las ciudades, que eran autónomas, al poder de los funcionarios reales, y de esta manera obtuvieron el poder absoluto y la unificación de España para marchar en contra del invasor que tenia siete siglos de dominación en la península ibérica.
Los Reyes, no obstante, estuvieron conscientes de que sin la ayuda decidida de la Iglesia no podrían expulsar a los islamitas, por lo que fueron en su búsqueda y en 1480 crearon un tribunal denominado la Inquisición, con el nombre de Santo Oficio, en el que se juzgaban a todo aquel que alegadamente no fuera catolico.
La Inquisición significo un fabuloso negocio de enriquecimiento para distintos sectores de la sociedad española, y mucho mas para la caída de Granada el 2 de enero de 1492 al ser derrocado el ultimo rey moro: Boabdil.
El Santo Oficio, a partir de esta fecha, se hizo mas operacional, ya que moros, judíos y hasta muchos españoles fueron acusados falsamente de herejes y conducidos a la horca.
El triunfo de los Reyes Católicos sobre los islamitas puso fin a una invasión de siete siglos, así como a las luchas intestinas que se produjeron durante ese periodo. No obstante, España se convirtió en 1492 en escenario de agudas contradicciones entre los representantes del viejo orden feudal -la alta nobleza- y los que defendían las nuevas relaciones mercantiles -la burguesía- producto del desarrollo de importantes núcleos y otros factores sociales.
El cambio de situación en este país provoco que la nobleza y el clero dirigieran sus ataques en contra de los moros y judíos, estos últimos encargados del comercio, de las profesiones liberales, de la usura y de otras actividades, los cuales fueron expulsados, acción esta realizada por la alta nobleza.
La medida obstaculizo el camino del desarrollo capitalista español, ya que eran los judíos y los árabes los portadores directos del desarrollo del comercio, la banca, la usura y de la manufactura en proceso de nacimiento.
La expulsión de los moros y judíos constituyo un retroceso económico, social y político para España, pero al mismo tiempo contribuyo al fortalecimiento de la alta nobleza formada por la aristocracia militar y eclesiástica. Las consecuencias de estas medidas se observaran a todo lo largo del la historia de España y específicamente de la colonización en América hasta el siglo XVIII como mas adelante veremos.
ETAPA COLOMBINA
El viaje de Cristóbal Colon que tuvo por consecuencia el arribo a América de los europeos fue parte de los esfuerzos que se estaban haciendo para organizar, sobre nuevas bases, el comercio del Occidente de Europa con los países de Oriente.
El Plan Colombino consistió en la búsqueda de una ruta mas corta para llegar a las Indias, o sea, a las tierras de las especias -la pimienta, nuez moscada, canela, clavos dulces, etc-, así como azúcar y oro. El marinero Colon, ideo este plan con el objetivo de satisfacer las aspiraciones que observo imperaban en los distintos tronos que visito.

Se destacaba el comercio de las especies, el cual había sido el mas afectado por los progresos turcos en el Mediterráneo oriental durante el siglo XV.
Por otra parte, los españoles deseaban obtener fuentes de aprovisionamiento de oro a costos baratos, ya que para esa época y desde hacia algunos siglos, no se extraía oro en el continente europeo y el valor de ese metal era extraordinariamente alto debido a su escasez.
Los españoles también estaban pensando en un imperativo que cada día exigía mas, la expansión comercial de finales del siglo XV en el Occidente del Mediterráneo.
Colon nació en Génova en 1451 y comenzó a temprana edad a practicar la navegación y a sostener contactos con marinos y geógrafos convencidos de la esfericidad de la tierra y de la posibilidad de encontrar una ruta mas corta hacia las indias, viajando por Occidente.
La creencia de este plan fue producto de los conocimientos que se tenían, los cuales datan del siglo XII cuando los hombres de ciencia en toda Europa habían descartado que la tierra fuese plana, ya que comprobaron que los escandinavos descubrieron el continente, llamado después Americano, en el año 1000, pero este hallazgo no tuvo ninguna repercusión. Los conocimientos que se acumularon sobre el particular a fines del siglo XV, permitieron a Colon dar forma a la teoría de la esferidad de la tierra.
Las ideas de Colon no encontraron asidero en ninguna de las Cortes por que en 1485 abandono Portugal con destino a España, donde obtuvo la protección de los padres franciscanos, quienes le facilitaron en 1485 dos encuentros con los monarcas españoles, uno en Acala de Henares, y otro en Madrid.
Las entrevistas hicieron posible la celebración de la famosa Junta de Salamanca, donde se examino el proyecto colombino, pero se rechazo por impracticable. No obstante, Colon no se desánimo y fue nuevamente recibido por los Reyes Católicos en 1485, pero sin obtener los resultados que esperaba.
La caída de Granada en 1492 le facilito la oportunidad de otra entrevista con los Reyes, pero al igual que las anteriores, los resultados no fueron alagadores para el marinero, que decepcionado se dispuso abandonar el lugar para no volver mas.
Sin embargo, antes de salir, el tesorero de la Reina Isabel, el judío Luis de Santagel, convenció a la monarca de la materializacion del proyecto significaría el aumento del poder de España frente a los demás países europeos.
La beata creían estuvo consciente de que el trono no se sostiene solo con creencias por lo que decidió aceptar el plan colombino al convencerse de que el mismo podría significar la obtención de especias y oro que tanto requería la corona para colocarse por encima de los demás países.
Financiamiento de la Empresa
El financiamiento de la empresa descubridora estuvo a cargo de los burgueses españoles e italianos, contrario a la creencia de hace años, la Corona no aporto un solo centavo, ni mucho menos la Reina Isabel. Ella dio su aprobación cuando se percato de que dicha empresa era respaldada por mercaderes sensatos.
La mayor aportación económica fue hecha pues, por Luis de Santagel, pero también contribuyeron los hermanos Pinzón, el rico marino Martín Yanez, así como el propio Colon, quien entrego una pequeña parte.
Capitulaciones de Santa Fe
Cristóbal Colon, insistió antes de iniciar su viaje en la firma de un documento que consignara los beneficios que debían recibir en caso de tener éxito, puesto que estaba consciente de que en Castilla gobernaba la nobleza, y el no era noble, por lo tanto no pertenecía.
De ahí, que al recibir el aval de la Reina se preocupo porque todo cuanto se hiciese sobre el particular estuviese escrito, por eso firmo con los monarcas en la ciudad de Santa Fe, las famosas capitulaciones.
Las capitulaciones de Santa Fe establecieron:
  1. Los Reyes Católicos nombraban, desde entonces, a Cristóbal Colon su Almirante y Virrey perpetuo en todos los mares, islas, tierra firme que descubriese.
  2. Para los gobiernos particulares de cada plaza, isla, provincia o reino, los Reyes Católicos nombrarían un representante escogido, en la terna que el les presentaría.
  3. En todas las riquezas o mercancías, de cualquier naturaleza que fuesen, producidas por las nuevas conquistas, el Almirante, después de sacados los gastos, tendrían la décima parte, sobre los derechos Reales.
  4. Las diferencias que pudiesen sobrevenir, en la extensión del nuevo Almirantazgo, respecto al comercio o a riquezas y mercancías, serian juzgadas por el almirante, o por sus tenientes en su nombre, como se practicaba respecto al Almirante de Castilla.
  5. Todas las naves que se armasen, para hacer el comercio, en los nuevos d descubrimientos, el mismo Almirante podría interesarse por la octava parte.

En pocas palabras las capitulaciones de Santa Fe conceden a Colon la dignidad de Almirante del Océano y Virrey de las tierras que llegase a descubrir.
Igualmente la décima parte de las ganancias que obtuviese el Estado español en la empresa, así como la posibilidad de embarcar por cuenta privada la octava parte de las mercancías con destino a los establecimientos que se fundaran.
Colon quedaba incorporado a la alta nobleza con privilegios de carácter feudal que; aunque iban en contra de la política absolutista de los Reyes, fueron necesarios para decidirle a emprender la aventura del descubrimiento.
Ahora bien, las capitulaciones de Santa Fe solo se cumplieron al principio, ya que era para 1495 el mercader Juannotto Verardi, muy unido a los intereses colombinos, pidió a los Reyes que se permitiera a colonizadores de la isla Española efectuar viajes de descubrimientos y rescate.
EL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA
El 12 de octubre del 1492, treintitres dias después de haber salido Cristóbal Colon de Gomera, llego a una isla que los indígenas llamaban Guanahani y que el bautizo con el nombre de San Salvador al considerar que había llegado al mar de las islas orientales.
Colon se puso de inmediato en contacto con los aborígenes de la isla, de nombre araucanos. Los españoles conocieron en la isla de Guanahani las hojas del tabaco al ser obsequiados con las mismas, además, observaron que algunos indígenas llevaban piezas de oro en sus cuerpos, principalmente en la nariz.
El descubridor continuo sus exploraciones, en Cuba, donde se produjo un hecho de gran importancia al desertar de la pequeña caravana, Martín Alonso Pinzón el 20 noviembre, llevándose consigo la nave La Pinta, de su .
Pinzón deserto al tener conocimiento, de parte los aborígenes, de la existencia de la isla de Haiti, donde la gente recogía el oro en la misma orilla de los ríos.
El Almirante llego a la isla de Haiti en la noche del 5 de diciembre del año 1492, entrando por la bahía que denomino San Nicolás, situada en el extremo occidental de la Costa Norte.
El 6 de diciembre piso tierra y al amanecer del día 7 marcho hacia oriente llegando hasta el cabo oriental de La Tortuga, donde se detuvo y lo bautizo con el nombre de la Concepción.
El sábado 15 se dirigió al puerto que denomino la Paz, lugar donde sostuvo por primera vez u encuentro con los indígenas de la isla. El Almirante se entero en ese lugar de que el cacique principal de esa zona era Guacanagarix que dirigía el extenso territorio del cacicazgo de Marien.
Alianza
Para garantizar operaciones de intercambio y para crear condiciones para el establecimiento de vínculos de dominación colonial, Colon se dedico a entablar amistad con los jefes indígenas (caciques) que encontraba a lo largo de su trayecto.
Un factor importante que encontraron los españoles a su favor fue la organización política que se había operado en la isla al momento de ellos llegar, es decir, la división de cinco grandes cacicazgos y el haber llegado por el cacicazgo que aparentemente confrontaba problemas con los demás, o sea, el de Marien.
Particularmente se dio cuenta de que el cacique Guacanagarix era el mas importante de cuanto hasta entonces había encontrado, por lo que concibió la idea de dejar un reducto fortificado con una decenas de españoles que garantizaran la propiedad eminente de la Corona de Castilla sobre las islas descubiertas.
El cacique Guacanagarix acepto la alianza con los recién llegados españoles a causa de contradicciones que tenia con otros caciques cercanos, principalmente con Caonabo, las cuales habían dado lugar a pequeñas guerras que habían culminado con el asalto de su aldea.
En otras palabras, la alianza con Colon fue un acto inocente, como podía concebirse cualquier alianza tribal en los marcos de la sociedad taina, sin imaginarse las terroríficas consecuencia que traería la presencia de los españoles.
La alianza entre Guacanagarix y Colon, no obstante, a quien mas convino fue a Colon, ya que a través de ella obtuvo informaciones que quería en torno a la Española.
El Fuerte Navidad
Por el descuido de la tripulación, la nave capitana, o sea, La Santa María encallo a pesar de las rápidas maniobras del Almirante, por lo que este instruyo a sus hombres, que recibieron la ayuda de los indígenas de Guacanagarix, para que con los restos del barco encallado se construyera un fuerte.
Este fuerte se hizo de madera y piedra sólidamente trabadas y se encontraba entre la desembocadura del rio Guarico y la Punta de Picolet.
El nombre de la Navidad le vino por haber escapado Colon del naufragio el día de pascua. Luego de haber sido construida la fortaleza, el Almirante decidió retornar a España, dejando en el lugar a mas de 30 hombres armados con provisiones suficientes para que lo esperaran.
Asimismo, Colon marcho en la carabela La Niña con el oro que había adquirido para dar a los Reyes Católicos una muestra del triunfo obtenido, al encontrar, según su apreciación, otra ruta para llegar a las Indias
Antes de partir, este dio instrucciones precisas a los que quedaron en el lugar a fin de que a su regreso hubiesen iniciado el proceso de colonización.
Fueron las siguientes:
 

  • Mantenerse unidos en torno al mandato de Diego de Arana.
  • Respetar a Guacanagarix y demás caciques indios localizados en las cercanías del fuerte.
  • No rescatar indígenas por la fuerza.
  • Los españoles no deberían dirigirse hacia el interior de la isla.
  • No esperarlo para ubicar las tierras eurificas que los indios describían.

Pero, no bien se hubo marchado Colon, los españoles del fuerte de la Navidad perdieron la disciplina y se dividieron por motivos de ambiciones rivales.
En forma desordenada empezaron a apoderarse de los pocos bienes que estimaban útiles de los pobladores tainos, así como de mujeres, y a cometer todo tipo de abusos amparados en su superioridad bélica.
Un grupo de ellos decidió abandonar el fuerte y marchar a la zona donde se decía estaban los mejores yacimientos de oro, los montes del Cibao, siendo aniquilados por las fuerzas de Caonabo, uno de sus principales caciques.
Tras esto, Caonabo decidió, en unión a otros caciques importantes, principalmente Maireni, extirpar la presencia de intrusos tan peligrosos y uno o dos meses antes de la llegar Colon de regreso, incendio el fuerte dando muerte a los últimos españoles que quedaban en su interior.
Colonización Y Conquista
Los Reyes Católicos, después de ser informados por el Almirante de los hallazgos que había hecho en las tierras descubiertas, procedieron a organizar una gran expedición que se diferencio totalmente de la primera.
El arcediano de la catedral de Sevilla, Don Juan Rodríguez de Fonseca, fue designado administrador y fiscalizador de la empresa, debido a su probada capacidad de organizador.
El establecimiento colonial se concibió mediante una mezcla de las experiencias colonizadoras españolas y de las experiencias comerciales y de factoría de los portugueses.
Se dispuso el reclutamiento de labradores, soldados, sacerdotes, artesanos y otros trabajadores para dar base población a la empresa. se transportarían, igualmente, simientes, cabezas de ganado, medios de producción y todo lo necesario para conformar una sociedad española transplantada al otro confín del océano.
La expedición salio de España el 25 de septiembre de 1493 luego que los Reyes Católicos le renovaran a Cristóbal Colon los beneficios de las capitulaciones de Santa Fe. Unas 1200 personas se trasladaron a la isla en 13 buques para fundar el enclave colonial.
Bulas Papales
La bulas papales fueron los instrumentos utilizados por los reyes para legitimar su derecho en el nuevo mundo.
El Papa Alejandro IV, quien era español, emitió su primera bula el 3 de mayo de 1493, reconociendo el derecho de España al dominio de las tierras que Colon había descubierto. Sin embargo, los reyes no quedaron satisfechos con esta y exigieron una segunda que fue emitida el día cuatro del mismo mes.
De acuerdo a esta ultima bula las tierras otorgadas a España se encontraban separadas de las que fueron concedidas a Portugal por medio de una línea imaginaria, trazada de polo a polo que pasaba a cien leguas de la isla de Cabo Verde, próximo al cabo Bajadar, situado en el extremo mas occidental de África.
Tratado de Tordesillas
Los Portugueses, no obstante, continuaron insistiendo en sus reclamos y el 7 de junio de 1494 lograron firmar con España un tratado en el que se corría hasta 370 leguas la línea imaginaria, lo que equivalió a que España, sin saberlo, cediera una extensión del globo que convirtió a los portugueses en los dueños de Brasil.
Dominación de Los Tainos - Fundación de la Isabela
Al llegar en su segundo viaje Colon, después de comprobar el exterminio de los habitantes del fuerte de la Navidad, decidió fundar una villa de españoles.
El esquema colonizador se basaba en el mantenimiento de la separación de españoles e indígenas. Los primeros, asentados en villas y fuertes, debían constituir la base para nuevas expediciones de descubrimientos y rescates.
La explotación de los indios se realizaría a través del pago de tributos a la Corona, sobre todo oro. Para esos fines, Cristóbal Colon fundo la primera ciudad del Nuevo Mundo, que llamo La Isabela, el 2 de enero 1494 y el día 6 celebro la primera misa a cargo de 13 eclesiásticos.
La villa fue fundada cerca de la desembocadura del rio Bajabonico próximo a los montes del Cibo, a fin de facilitar el rescate y la extracción de oro.
Tan pronto dio los pasos indispensables para la organización de la vida del centro colonizador en la Isabela, y después de superar muchísimos problemas como lo fueron la falta de alimentos, la adaptación al nuevo ambiente, enfermedades, insurrecciones, entre otros, Colon dispuso dos expediciones de exploración.
Estas expediciones fueron dirigidas al interior de las isla, tras la cual el mismo dirigió una tercera que culmino con la fundación del primer fuerte en el interior de la isla con fines de control militar y económico de la isla en la zona de los montes del Cibao.
Tras esto, Colon marcho en un nuevo viaje de descubrimiento por la isla de Cuba, la que creyó ser Tierra Firme del continente asiatico, también en este viaje descubrió a Jamaica.
Sojuzgamiento de Tainos - Factoría Colombina
Los viajes de exploración eran difíciles y poco rentables a causa de lo exiguo de las existencias de oro en las islas antillanas. Entre las diversas islas, donde mas oros se recogía era en la Española, por lo cual Colon decidió concentrar sus esfuerzos iniciales en el sojuzgamiento de su población indígena.
El objetivo era obligarlos a rendir pesados tributos en ese metal pues advirtió que las existencias de oro de los tainos eran pequeñas y que el rescate debía ser abandonado y pasar al cobro coactivo de tributos.
Para ello necesitaba crear una estructura militar que hiciera posible tal objetivo. Concibió la necesidad entonces de organizar una red de fortalezas en el interior de la isla a partir del emplazamiento costero de la Isabela.
En esos años fundo los fuertes de Santo Tomas, Magdalena, Esperanza, Concepción y Bonao, objetivo que se logro entre 1496 y 1497 durante la gestión de su hermano Bartolome.
La fundación de estos fuertes era acompañada por el sojuzgamiento militar de las comunidades tainas. Con estos movimientos se da origen a la Factoría Colombina.
El primer periodo de la factoría basada en el rescate de oro y la eventual venta de esclavos indios duro un año (1493-1494), ya que a partir de la batalla de la Vega Real se impuso el tributo, dando inicio a un nuevo periodo (1494-1497), que consistió en obligar a los indios mayores de catorce años a otorgar un cascabel lleno de oro o una arroba de algodón.
La factoría fue el primer signo de esclavitud impuesta a los aborígenes, así como un inhumano instrumento demoledor de su integridad física y moral. Demás esta añadir que los indígenas se vieron imposibilitados de cumplir con el tributo porque en la isla no hubo el oro que los españoles llegaron a creer ciegamente que existían.
Resistencia:
Los tainos de la región central opusieron una gran resistencia. Inicialmente el cacique Caonabo de Maguana, dirigió una confederación militar de caciques que hizo resistencia a los propósitos españoles.
Caonabo hizo frente a los españoles y sitio durante un mes el fuerte de Santo Tomas, que estaba al mando de Alonso de Ojeda. Sin embargo, al no poder tomar el fuerte, el cacique se retiro a su pueblo de la Maguana.
Cristóbal Colon ordeno luego a Ojeda la captura de Caonabo y en una forma similar a una novela, el español logro cumplir la orden recibida apresandolo en sus propios predios.
Tras el apresamiento de este cacique, se formo otra confederación todavía mas extensa donde aparentemente entraron la mayor parte de los caciques del sector central de la isla y aun de otras regiones.
La magnitud de la resistencia de los indígenas obligo a Colon emprender una larga campaña de varios meses que tuvo por resultado la derrota total de los indios tras unas series de escaramuzas que culminaron en el combate del Santo Cerro, donde mas de 5000 indios perdieron la vida.
La derrota de los aborígenes, capitaneados por Guacanagarix, quien resulto prisionero, dio lugar a todo tipo de crueldades en contra de estos que fueron aniquilados en forma masiva a través de procedimientos de terror reducidos a la esclavitud.
La mayoría de los caciques acepto formalmente reconocer el dominio de la corona española y la acción militar de los españoles, así como la compulsión destinada al pago de los tributos, dieron lugar a las mas inenarrables crueldades.
El pago de los tributos resulto imposible para los tainos y Colon procedió a la aplicación de medidas terroristas para su obtención, por lo cual los tainos pasaron a otro tipo de resistencia.
En primer terminó, empezaron cada vez mas a huir a los montes declarándose en estado de franca rebeldía. Concibieron tácticas de dejar de sembrar sus productos y de alimentarse de los frutos silvestres a fin de obligar a los españoles a abandonar la isla por hambre.
Empezaron a practicar los suicidios individuales y colectivos que a veces abarcaban aldeas completas, así como los abortos. Finalmente, se intentaron grandes insurrecciones agrupando muchas tribus.
La mayoría de estas insurrecciones no llegaron a materializare. La primera de ellas dirigida por un grupo de caciques de las cercanías del fuerte de Santiago de los Caballeros, planeaba asesinar en un día determinado a todos los españoles que habitaban la isla.
Aprovechando que en esa época la mayoría de los españoles vivía en las mismas aldeas indígenas y no en los fuertes, a causa de la necesidad de proveerse de los alimentos.
La única de estas insurrecciones que logro mantenerse un tiempo fue la resistencia de los ciguayos. Pero, tras el apresamiento de su cacique Mayobonex, se comprometieron a labrar tierras en beneficio de los españoles, aunque mas tarde de nuevo se rebelaron.
REBELION DE ROLDAN
El triunfo obtenido por el Almirante sobre los aborígenes no resolvió del todo los problemas que tenia, ya que un sector de importancia dentro de los españoles manifestaba su inconformidad y desobediencias a las disposiciones del gobernador.
Desde los primeros meses de 1494 empezaron a escasear los productos alimenticios de proveniencia europea y a los recién llegados les resulto verdaderamente difícil habituarse a consumo de tubérculos nativos.
Por otra parte, el clima de la isla y las difíciles condiciones de vida determinaron que empezaran a morir españoles en numero importante o a contraer enfermedades que les imposibilitaban trabajar.

El descontento se agravaba por la ausencia de oro. La imposición del tributo resulto un completo fracaso y los sueños quiméricos de encontrar enormes cantidades de oro que les permitieran volver rico a España empezaron a diluirse de la cabeza de casi todos los españoles.
Pero lo mas importante fue que la explotación de la mano de obra de los indígenas estaba rigurosamente prohibida a cualquier español. Los indios únicamente debían tener relación con el enclave colonial a través del pago de los tributos.

Así que Colon tuvo que viajar hacia la Metrópoli en 1496, con la intención de aclarar ante los Reyes su situación en la Española. Además, debía responder a las acusaciones contra la factibilidad del proyecto hecha por un grupo de hidalgos que no encontraron nada que explotar en la isla y expresaron su resentimiento, y su carácter monopolico.
Estas protestas y el descontento reinante en la isla, junto con el lógico celo que guardaban hacia la persona de Colon, determinaron a los Reyes a enviar un comisionado regio, el camarero Juan de Aguado, a fin de que se le informara exactamente sobre lo que sucedía.
Aprovechando la ausencia de Colon y de Bartolome, que estaba en Xaragua, un grupo de descontentos dirigido por el Alcalde Mayor de la isla, Francisco Roldan, se declaro en estado de rebelión contra el sistema constituido.
Roldan desde su posición de Alcalde Mayor pudo fácilmente acaudillar a los sediciosos, quienes formularon una serie de demandas no solo de corte económico, sino sociales y políticas.
El Alcalde Mayor obtuvo el respaldo de la tercera parte de los españoles con los que se traslado a la región de Jaragua donde prácticamente constituyo un gobierno aparte del de Bartolome.
Roldan contaba con el apoyo de los aborígenes, a los cuales prometio abolirles el tributo establecido en la segunda etapa de la Factoría Colombina.
Estas fueron sus demandas:
 


  • Libertad para los españoles que desearan regresar a España.
  • Libertad a los españoles que se quedaran para poder casarse con las indígenas y de esta manera convertirse en Caciques Blancos. Y de este modo explotar el trabajo de los aborígenes.
  • Distribución de tierras entre los españoles que no desearan retornar a España.
Las nuevas instrucciones autorizaban a Colon a repartir parcelas de tierra en calidad de propiedad privada plena a los españoles residentes en la isla, con tal de que residieran en ellas y las labraran por un periodo de 5 años.
Sin embargo, esta modificación no alteraba las condiciones que determinaron el alzamiento de los roldanistas y la grave crisis a que estaba sujeta la naciente colonia.
Largas negociaciones se desenvolvieron entre el gobierno de Colon y los roldanistas, cuyas exigencias se convirtieron en inaceptables para el primero, pero este tuvo que ceder al darse cuenta de que era imposible o demasiado arriesgado sustentar una lucha frontal con los alzados.
A mediados de 1499 se llego a un acuerdo firmado en Azua, donde se estipulaba que todos los que desearan podían regresar a la península; se mantenía a Roldan como Alcalde Mayor de la isla; Colon se comprometía a repartir conucos de los indígenas entre los españoles, así como de extraer oro en forma temporal.
Las noticias llegadas a la corte de España sellaron negativamente la suerte de Colon. Ya antes de tener las noticias de la rebelión de Roldan, los monarcas habían decidido sustituir a Colon pero habían aplazado la puesta en marcha de la decisión. Luego usaron esto como pretexto para su destitución y algunas disputas para anular su autoridad.
Para estos fines nombraron al Comendador Francisco de Bobadilla para que tomara plenos poderes en la isla e hicieron embarcarse a Colon y a otras autoridades a España.


Cristóbal Colon forjador de una cultura

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El viernes 3 de agosto de 1492, antes de rayar el alba, partió Cristóbal Colón del puerto de Palos de la Frontera, con una expedición  de cien hombres y tres carabelas. La Niña comandada por Vicente Yanes Pinzón, la Pinta  por Martín Alonzo Pinzón  y la Santa María por el mismo Almirante;  poniendo proa hacia el oeste.
 Debido a desperfectos en la carabela Pinta, que hacía agua se vio precisado a atracar en la isla de Gran Canaria. El jueves 6 de septiembre reinició su viaje  en busca de una ruta más corta hacia las tierras del Gran Kan.  
Tras navegar la expedición  por tres meses y el Almirante superar varios intentos de amotinamiento, el 12  de octubre a las 2 de la mañana; el marinero Rodrigo de Triana quien se encontraba de guardia en el castillo de proa de la Pinta, fue el primero en divisar la blanca playa de una de las islas Bahamas. A la que bautizó el descubridor  con el nombre de San Salvador.
Colón se  mantuvo por varios días visitando las pequeñas islas del archipiélago,  hasta que fue informado por los aborígenes de la existencia de una isla grande; a la que llamaban Cuba,   donde llegó el domingo 28 de octubre y la bautizó con el nombre de Juana.
[Image En Cuba  fue deslumbrado por su belleza, dijo que era la isla más hermosa que ojos humanos hubiesen visto  y por su tamaño pensó que era un continente, aquí oyó hablar de otra isla más al este; donde existían indios antropófagos (los caribes) y mucho oro. 
 Partió de Cuba el 4 de diciembre de 1492 en busca de la nueva tierra, la cual observó por primera vez desde la banda de estribor de la carabela Santa Maria;  el 5 de diciembre de 1492, la  tierra que los indígenas  llamaban con los nombres de Babeque, Quisqueya Haití o Bohío.
La nueva tierra fue bautizada con el nombre de la Española, por la similitud que encontró con las tierras de Castilla.  Colón exploró la isla, siendo  embrujado por su lujuriosa foresta y la belleza de sus paisajes; en el Valle de Cibao se creyó en el paraíso, expresando el lunes 24 de diciembre que no había otra tierra tan bella como la Isla Española,  ni mejor gente que la que en ella vivían.
            El Almirante al parecer iba a continuar explorando el área, pero el martes 25 de diciembre de 1492 sucedió algo inesperado, debido a  la inexperiencia de un grumete que en ese momento timoneaba la nave insignia (la carabela Santa María), esta encalló frente a las costas del cacicazgo de Marién; donde fue recibido Colón con toda su tripulación  cortésmente por su cacique, el indio Guacanagarix.
  Con la cooperación de los aborígenes  y los restos de la carabela Santa María, Colón se vio precisado a fundar el Fuerte de la Navidad; dejando en él durante su viaje de regreso a España, a 39 hombres al mando de los tenientes Diego de Arana y Pedro Gutiérrez.
La fusión cultural de los españoles,  los aborígenes y más tarde los negros esclavos que fueron traídos de África, dieron inicio a la Cultura de origen Europeo más vieja del Continente Americano. Justamente podemos decir, que fue Cristóbal Colón el precursor de la cultura dominicana;  por tanto fue culturalmente el primer dominicano.
 El Gran Almirante del Mar Océano,  de acuerdo a algunos historiadores desarrolló un amor poco entendido por la Isla Española, pues en ella fue víctima de vejámenes por parte de los Reyes de España, que le prohibieron visitarla, así como de traiciones de parte de sus compañeros.
 Aún hoy en nuestros días, continúa siendo el Descubridor  víctima de injusticias, pues  muchos por desconocimiento de la época, le acusan de mala fe, así como  de actos que en muchos casos no cometió.  Juzgándole  con los valores vigentes en el siglo de las luces el siglo 20, olvidando  maliciosamente que: Colón fue un marino escasamente letrado de la edad media, un conquistador de la edad de la oscuridad, todo con el propósito de deshonrar su memoria y restarle a España su rol  protagónico en el descubrimiento.
 Tampoco hasta hoy se le ha dado cabal cumplimiento a su última petición,  que de ser posible tras su muerte (la que aconteció el 20 de mayo de1505) se le permitiese descansar en la isla de sus sueños, la isla que el Padre le dio milagrosamente, la Isla Española.  En el lugar  donde un día en apuros invocó a la Virgen;  el  valle de la Vega Real.
  Dr. Luis M Campillo

10/10/98





¿DONDE ESTAN LOS RESTOS
DE CRISTOBAL COLON?
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El 5 de diciembre de 1492 Cristóbal Colón observó  por la banda de estribor de la Carabela Santa María,  la isla   que según el  Almirante; Dios le dio milagrosamente, la bautizó con el nombre de la Española, por la similitud que encontró con las tierras de Castilla, al explorarla fue  embrujado por su lujuriosa foresta y la belleza de sus paisajes.
Al  llegar al  Valle del Cibao se creyó en el paraíso y expresó, que no había otra tierra tan bella como la Isla Española,  ni mejor gente que las que las  que en  ella vivían.  En la española  vivió 1,772 días de los 14 años que dedicó a hurgar por los  mares en busca de nuevas tierras, desarrollando por ella un amor que le impulsó  a pedir a su hijo Diego, que al morir fuera inhumado en sus entrañas.
Aquí en conjunción con los indios dio Colón inicio a la cultura de origen Español más vieja del nuevo mundo y a la nueva historia del continente. A pesar de haber sido escogido por la providencia para completar la geografía mundial, el genovés fue a lo largo de su vida    víctima de la ingratitud la cual le ha perseguido hasta después de su  muerte.
Las múltiples traiciones de que fue victima hicieron  que al finalizar su cuarto viaje a América, el Gran Almirante de la Mar Océano, Don Cristóbal Colón, fuese  un hombre acabado,  su situación agravó con la muerte de  su protectora  la Reina de Castilla,  pues su  sucesor no le concedía audiencia.
Los dos últimos años  de su vida fueron particularmente  amargos, había perdido sus cuatro barcos en las Indias y era asediado por las deudas, se quejaba de no tener  una teja debajo de que meterse para no mojarse o reposar en el mundo, todos le habían olvidado.  Según el Padre de las Casas, el Descubridor de América murió  el día 20 de mayo del año de 1506 día de la ascensión; a los 55 años de edad.
Una leyenda  dice que murió en la casa # 2 de la calle ancha de Magdalena en la ciudad de Valladolid España.  Murió en brazos de sus hijos Diego y  Hernando, vestido de Fraile Franciscano; antes de fallecer instruyó a su  primogénito Don Diego Colón, a que le enterrase a perpetuidad en el valle de la vega Real.
En este valle  de la vega, colón estuvo a punto de sucumbir a manos del hermano de Cahonabo con quien  combatía; allí imploró a la santísima trinidad  para que le ayudase a ganar la batalla; la tradición dice que la Virgen de las Mercedes hizo su aparición y le ayudó.
También pidió, se construyese una iglesia que se llamase Santa María de la Concepción;  que tuviese un hospital y tres capellanes.  En esta iglesia pidió también  se dijesen  tres misas cada  día, una en honra de la Santísima Trinidad,  otra a la Concepción de nuestra Señora y la tercera por las almas de los fieles difuntos, su propia alma, la de su padre, la de su madre y la de su esposa.
ISABEL LA CATOLICA
Reina de Castilla (1474-1504)
Sus exequias fueron celebradas en la parroquia Santa María de la Antigua de Valladolid y sus despojos mortales fueron inhumados en la Iglesia de San Francisco.  Aquí  reposaron hasta el año de 1513; año en que fueron trasladados a la Capilla de Santa Ana, localizada en el Monasterio de Cartujos de las Cuevas de Sevilla.
Doña María de Toledo siguiendo instrucciones de su difunto esposo Diego Colón, quien murió (según Oviedo) el 23 de febrero de 1526; Pidió autorización al Rey Carlos V para trasladar los restos del primer y segundo Almirante a la Española y enterrarles en su Catedral.
La gracia fue concedida por el Emperador con las cédulas del 2 de junio de 1513, la del 22 de agosto de 1539 y la del 5 de noviembre de 1540.  Se cree que  los restos fueron trasladados por Doña María, en  la flota que salió de San Lucar de Barrameda, el 10 de julio de 1544  y llegó a Santo Domingo;  el 9 de septiembre.  En esta   flota viajó también el padre de las casas.
La construcción del templo escogido por Diego para reposar en compañía de su padre  la Catedral Primada de América,  se había iniciado  en el año de 1514  y  fue terminada en el año de 1540.  Antes de ser sepultados  los Colones en la Catedral,  las autoridades  tuvieron que vencer la oposición que hacían los miembros de su  Cabildo  al  enterramiento en el  Primado Templo; el cual se llevo a cabo (según Oviedo y navarrete) en el  altar mayor.
El 23 de abril de 1655 se presentó en el puerto de Santo Domingo, una  Escuadra Inglesa comandada por el almirante William Penn y el general Venables; que amenazaba con tomar la ciudad,  como hizo el temible Corsario Ingles Sir Francis Drake en el año de 1586.
Drake  había saqueado la Ciudad Primada, destruido los archivos de la catedral  y había requerido  un rescate de 25 mil ducados para dejar la ciudad.  Los desmanes de Drake traerían grandes controversias históricas para la República Dominicana, pues el corsario destruyó  los documentos que situaban la tumba del Primer Almirante.  También   destruyó los documentos que  avalaban a la universidad de Santo Tomas de Aquino, con el honor de ser  la Primada de América
Recordando estos hechos el Arzobispo Don Francisco Pío de Guadalupe y  Felles,  ordenó borrar las inscripciones de las lapidas en la Catedral; haciendo hincapié en la  del Almirante Viejo,  para que sus  ilustres cenizas no fuesen profanadas por los” herejes” (Penn y Venables).
En el año de 1795, España cedió por medio del tratado de Basilea su parte de la Isla Española a Francia, a la sazón el  Arzobispo de Santo Domingo lo era Sor Portillo y Torres.  Sor Portillo  pensaba que los  restos del  ilustre Genovés debían  reposar en suelo español y pidió fuesen trasladados a Cuba, que todavía no  conquistaba su independencia de España.
Para efectuar el traslado, fue enviado el Teniente General de la Armada Española Gabriel de Aristizabal; quien tan prontamente llegó a Santo Domingo, consultó el Sínodo, único documento que decía donde estaban los restos.
El Sínodo de 1863 había sido escrito 140 años después de la inhumación del Almirante, a la sazón todos los que la habían  presenciado  habían muerto;  por tanto se basaba en la tradición verbal.  Los documentos originales que situaban la tumba habían sido destruidos por Drake y las lapidas borradas por el arzobispo Pío. En fin el tiempo y el azar se habían conjugados para extraviar los restos del insigne nauta dentro del  primado templo.
El 20 de diciembre de 1795 Aristisabal y su comitiva siguiendo las instrucciones del Sínodo hurgaron en una tumba que estaba en el lado derecho del altar mayor y tomaron  los restos que en ella se encontraban.  No se dieron cuenta, que una fina pared  de 16 centímetros separaba la tumba en que hoyaron; de otra más grande que estaba más a la derecha, entre esta y la pared  del altar mayor.
El  Sínodo solo mencionaba al genovés enterrado al lado derecho del altar, se omitía a su hijo Diego; quien también había sido enterrado del mismo lado.  Otro de los errores del  sínodo era que mencionaba a Don Luis Colón Duque de Veragua, quien se encontraba enterrado del lado izquierdo del altar mayor como hijo del Almirante; cuando en realidad era su nieto.
Los restos exhumados de la Catedral Dominicana reposaron en la Catedral Cubana hasta el año de  1898,  año en que fueron  trasladados  a  España;  tras Cuba conquistar su independencia.
En 1877 la Catedral Primada se encontraba en reparación, el 10 de septiembre los trabajadores encontraron una cripta situada a la derecha del altar mayor; entre la pared y la cripta vaciada por los españoles.  En la cripta  se encontró un ataúd de plomo bien conservado, con una abreviatura en la cara externa de la  tapa que se cree dice; descubridor de la América Primer Almirante.  En la cara interna de la tapa otra abreviatura que se interpreta de la siguiente manera, el ilustre y esclarecido varón don Cristóbal  Colón.
Estas inscripciones incrementaron la controversia en relación, a sí los restos encontrados eran realmente los del Almirante o era un bien planeado engaño.  Se alegaba que en el año de 1555, año en que se cree fueron depositados dentro del ataúd de plomo (al parecer por orden del Arzobispo Pío); todavía no se usaba el nombre de América para identificar el continente.
La realidad es que el Cartógrafo Martín  Waldseedmuller  publicó una cosmografía  en la ciudad de  Lorena  en el año de 1507, donde  usó   el nombre de América para nombrar las nuevas tierras, por lo que se le atribuye  el hecho de haberle dado nombre al continente de la esperanza, usando para esto el apellido  del Cartógrafo Florentino Américo Vespucio.
Dentro del ataúd se encontraron  trozos de vértebras, pedazos de hueso de  piernas y brazos, así como una planchita de plata y una bala de plomo.  En la planchita de plata ennegrecida por el tiempo, podía observarse claramente grabado el nombre del Almirante.  La bala de plomo pesaba entre 28 y 30 gramos, no-tenia  abolladura alguna como si nunca hubiese sido disparada, pero era  del tipo de bala que se usaba en la época. Se cree que el completador de la geografía mundial pudo haber recibido esta bala durante su juventud, la que  fue muy agitada y aventurera.
Luego de un concienzudo análisis, el Obispo de Santo Domingo Monseñor  Roque Cocchia Obispo de Orope (Italiano), el canónico Javier Billini, el Erudito Emiliano Tejera y muchos otros criollos y Extrangeros   llegaron a la conclusión: de que los restos que se llevaron los españoles eran los del Segundo Almirante Don Diego Colón  y no los del  Primer Almirante.

El Embajador Español de la época  en el país Don José Echeberri, envió una comunicación a su gobierno dando fe del hallazgo y certificando que realmente eran los restos del Almirante.  Estas conclusiones desarrollaron una gran controversia y España envió a República Dominicana al Sr.Lopez Prieto y según personas de la época; sin reconocer los restos este envió un reporte desconociendo su  autenticidad.
Esta controversia  esperábamos  quedase aclarada   en el año de 1992, con la participación de España en los actos de   celebración del Quinto Centenario del descubrimiento de América.  Durante los actos de traslado de las cenizas del Almirante de la Catedral al faro donde hoy reposan, no estuvo presente el  Monarca Español   Don Juan  Carlos de Borbón, pues aun no había arribado a  la República Dominicana.
Creemos que detrás de esta ausencia se esconde una nueva negativa de España  a reconocer la autenticidad de los restos, a pesar de todas las pruebas aportadas.  Pero en caso de que España tuviese razón y  los restos del Almirante reposasen en un cementerio  de Sevilla lo que dudamos  por lo antes expuesto, debiera  dársele cumplimiento a su último deseo; el de reposar en el seno de  la cultura que contribuyó a formar, en la isla  de sus sueños, la Española.
LUIS M CAMPILLO
DICIEMBRE 3 1998

El primer viaje de Colón
Uno de los estudios
Pues bien, voy a tratar de demostrar que la ruta que se le atribuye a Colón en su Primer Viaje, y que jamás volvió a utilizar no es mas que eso, un error, un tremendo error que se ha convertido en Historia.
En primer lugar, el "Diario de a bordo" que es de donde se extraen los datos para fijar la ruta, trae dos "cuentas", una denominada "larga" o "verdadera" que según la historiografía es la que Colón llevaba en secreto para que la marinería no se asustase si el viaje era demasiado largo, y una segunda cuenta llamada "corta" o "falsa" que es la que exponía públicamente para saber el camino recorrido. Si consideramos únicamente la cuenta "verdadera", y estimamos que toda la tripulación era de Castilla (Andalucía en aquella época al igual que Cantabria o Basconia, eran Castilla), y que Colón hacía casi diez años que no navegaba, hemos de suponer lógicamente que la unidad de medida era la legua marinera castellana, unidad que se definía como "de a veinte" porque en el Ecuador 20 leguas equivalían a un grado de circulo máximo terrestre.
Parece complicado, pero es sencillo, el Ecuador mide 360x20 = 7.200 leguas, y no hay que utilizar el número pi, ni número decimales, ya está calculada la longitud de la circunferencia terrestre. Mediante tablas, tenemos la longitud equivalente a la altura de cualquier paralelo, y sabiendo las leguas navegadas a lo largo de un paralelo, sabemos los grados en dirección E u W que nos hemos alejado del punto de partida. Como digo un procedimiento sencillo para los marinos de la época.
Por ejemplo, vamos a imaginar que en dirección W hemos navegado 60 leguas a lo largo del paralelo de 20ºN, vamos a la tabla que nos dice que 1 legua en el paralelo 20ºN tiene una equivalencia equinoccial (es decir ecuatorial) de 1,064 leguas, por tanto, nuestras 60 leguas equivalen a la altura del Ecuador a 60x1,064 = 63,85 leguas. En el Ecuador, cada 20 leguas son un grado, esto indica que nos hemos desplazado 63,85/20 = 3,2ºW.
Esto se puede hacer con tablas, pero también con regla y compas elementos indispensables en la navegación, y eran cococimientos básicos de cualquier piloto en la época que nos ocupa, estando sobradamente acreditado sin más que leer por ejemplo a Raimon Llull que es un siglo anterior.
Si teniendo en cuenta la hipótesis de que Colón viaja en ese primer viaje a la altura del paralelo 28ºN, intentamos plasmar sobre un mapa el recorrido de la cuenta "verdadera" añadiendo el rumbo que se designa cada día, nos encontramos con la sorpresa de que Colón llego a descubrir : ¡La Florida!, tal y como demuestro en la imagen adjunta.
Ruta colombina considerando únicamente la cuenta verdadera
Pero es evidente que Colón, no llegó jamás a La Florida, se quedo en una isla de las Lucayas, ¿que ocurre?. La historiografía clásica ha dado muchas vueltas al problema; en primer lugar a "acortado" las leguas diciendo que Colón utilizó leguas italianas o portuguesas, sin tener en cuenta que todos los declarantes de los Pleitos Colombinos declaraban en leguas con toda tranquilidad, lo cual quiere decir que asumían leguas castellanas.
Es más, cuando en el Diario se utiliza una medida que no es de uso corriente, se remarca, y así, cada vez que utiliza millas especifica claramente que son leguas de 4 millas (la equivalencia coriente era de 3 millas por 1 legua), mientras que no habla para nada de leguas portuguesas o italianas.
Se añade, que el valor proporcionado por el "Diario" es el rumbo de timonel, y no el rumbo real seguido en ese día; rumbo de timonel es el que el capitán indica al timonel que debe de marcar, y el rumbo real es un cálculo partiendo de la situación del día anterior, la desviación sufrida por la nave como consecuencia de la corriente y del viento, de la declinación magnética del lugar donde se está situado (ya que el norte se mide sobre la brújula y el norte magnético no coincide con el geográfico), y que por tanto sin todos esos valores es imposible conocer la ruta que siguió Colón.
Desde el siglo pasado varios navegantes han intentado seguir este primer viaje colombino, y sobre su experiencia, y diversas hipótesis sobre los campos magnéticos, han establecido "sus" rutas; la más famosa es la del teniente de la marina norteamericana McElroy en el primer cuarto del siglo XX; fué patrocinada por la Universidad de Harvard, y sobre los datos de dicha navegación el historiador, tambien americano, Samuel Elliot Morison estableció la ruta que ofrezco más abajo y que es la que la historiografía ha adoptado como la "ruta colombina del primer viaje".
Dicha ruta, adoclece de los siguientes fallos: en primer lugar "acorta" la legua en una cantidad próxima al 20%; en segundo lugar ya presupone que el punto de llegada es la isla de San Salvador como demostró en su día el profesos Keith Pickering, en tercer lugar, para llegar a dicho punto necesita navegar un 11% más de leguas que las navegadas según el "Diario"; por último, no explica porqué Colón utiliza leguas de 4 millas en lugar de leguas de 3. Es evidente que cuando se presenta la ruta, todo esto no se explica, y así es como un error sin sentido alguno se ha convertido en Historia. Porque Colón, que en teoría descubre esa ruta, no la vuelve a utilizar nunca más.
Ruta colombina de S.E. Morison
Según las probanzas de Dn. Diego Colón en los Pleitos Colombinos, las llamadas expediciones andaluzas, y expediciones menores fueron posibles porque a la mayoría de los dirigentes de dichas expediciones fué el propio Colón el que les enseñó a cartear. Ninguna de esas expediciones utilizó nunca la ruta que nos porpone el Sr. Morison, y estaría aquí fuera de lugar ennumerarlas y dibujar sus derrotas.
Conviene ahora preguntarse, ¿es posible entonces determinar cual fue en verdad la ruta del primer viaje?, yo creo que si, que es posible y para ello lo primero que hay que hacer es fijarse en las distancias navegadas, según el "Diario" unos cuantos días que expongo en la tabla de más abajo y que nos van a dar varias pistas de como tratar esa información.
FECHALEGUASFECHALEGUAS
9 septiembre(1)1515 septiembre33
9 septiembre(2)30 (15x2)27 septiembre24
10 septiemre60 (15x2x2)28 septiembre14
11 septiembre(1)2029 septiembre24
11 septiembre(2)2030 septiembre14
12 septiembre331 octubre25
13 septiembre332 octubre39 (14+25)
14 septiembre20

Lo primero que se observa es que hay varios números "redondos", y lo segundo es que unos parecen estar relacionados con otros, pero eso indica que no son datos reales de navegación, es probabilisticamente imposible que un fenómeno real produzca unos números que en un 32% esten relacionados; así que si no son los datos de la navegación, ¿qué pueden ser?; lo mismo que serían en la actualidad, las proyecciones sobre una carta de navegación, de los datos de la navegación real.
Por lo que debemos de dar por sobreentendido que en esos datos ya se ha tenido en cuenta el arrastre de los vientos y la declinación magnética del lugar; exactamente igual que hoy un piloto pasa una ruta a otro en una carta de navegación; con la diferencia de que expresados matemáticamente y sin dibujar. ¿porqué dos "cuentas"?, por lo mismo que en la actualidad, porque se ha utilizado un sistema cartesiano de dos ejes para representar la ruta, y una cuenta corresponde al eje del paralelo y la otra al del meridiano.
El problema consiste en que no todos los días de navegación, tenemos un número para la cuenta "corta", el "Diario" es ambiguo y se suele despachar con frases como "anotando menos por la dicha causa", para esos días voy a establecer la hipótesis adicional que ponga lo que ponga el "Diario", en la ruta que intento trazar la proyección sobre el paralelo es idéntica a la proyección sobre el meridiano, con lo que llego a la gráfica de más abajo.
He tomado como día de cambio de rumbo SE a NE el día 19, porque es el día en que el Diario cambia de rumbo, y en todo lo demás no he necesitado para nada los rumbos ya que las dos coordenadas me lo definen inmediatamente; y entonces es cuando aparece la primera sorpresa; si mido los grados que forma la derrota con el paralelo, me da un valor en torno a los 42º; y es éste un valor crítico, ¿porqué?, por que para la precisión de la época podemos suponer que 42º y 41,3º son idénticos (no debemos de olvidar que se trabaja con regla y compás, y transportador de ángulos). ¿Que ocurre con el valor de 41,3º?: que cuando navego 4 unidades en la dirección de la derrota, la proyección sobre el paralelo se desplaza 3 unidades. ¿Cuantas millas tiene una legua en el Ecuador?: 3, pero para recorrer esas tres millas sobre el Ecuador, necesito navegar 4 millas en la dirección de la derrota.
¡Ahí está la explicación de las leguas de 4 millas!. Por tanto es confirmación de que las hipótesis que estoy realizando son correctas, y además con leguas castellanas de "a veinte".
Cálculos
 Ahora, ya tenemos dibujada la ruta sobre un "mapa" del siglo XV, pero no podemos sin más trasladarla a un mapa actual, porque desde el siglo XV hasta aquí han cambiado mucho las cosas; en primer lugar el N no es el mismo, y aunque las coordenadas ya vengan "limpias" de la declinación magnética local, el N del mapa del siglo XV se trazó según la brújula, y por tanto no es el actual de nuestras cartas actuales. Teniendo en cuenta diversos estudios he supuesto que entre ambos hay una desviación de 3,5º. Pero además, los portolanos mallorquines o portugueses de dicho siglo tenían una representación del Mediterráneo que era tal que el paralelo que pasa por Gibraltar, Tunez y Rodas, estaba inclinado 9º (en algunos portolanos más) con respecto al paralelo real.
Para aquellos lectores que sepan algo de "ciencias" significa que hay que hacer un cambio de coordenadas, para los demás dicha frase no tiene sentido; en definitiva hay que tomar los números que tenemos del "Diario" y multiplicarlos y sumarlos por una combinación de los senos y cosenos de los ángulos mencionados, 9º y 3,5º, para que así me den otros números que son los que puedo llevar a un mapa actual; y para esto no tengo soluciones, el que sepa matemáticas le resultará facil hacer la transformación, y el que no las sepa ha de creer como un acto de fe, así que mediante una hoja de cálculo yo he realizado las trasformaciones y está todo a punto para comenzar a dibujar la ruta, pero...
¿Cual es el origen?, desde donde se ha de comenzar, porque ahora, todo el mundo sabe cual es el meridiano cero (El de Bruja Verde en Inglaterra), pero en esa época no existía, ¿cual es el cero?; el "Diario" tiene la exxplicación "La punta más occidental de la isla de El Hierro". Así que tomaré ese punto como inicio, y la figura siguiente nos ofrece la gráfica de la ruta.
Ruta de Colón en el primer viaje
Esta ruta navega exactamente las leguas que dice el "Diario", deja a la flotilla a 6 leguas de tierra en el momento del "descubrimiento" (frente a las 2 que dice el "Diario") lo que significa que tiene un error inferior al 3 por mil; utiliza las leguas castellanas "de a veinte", explica cuando y porque se usan leguas de 4 millas; y similar a esta ruta es la utilizada por Colón en sus siguientes viajes, y en el resto de expediciones que según testigos conducían hombres enseñados a "cartear" por el Almirante.
Si la exactitud matemática confirma la bondad de las hipótesis; si las tradiciones posteriores avalan que la primera sea como la que muestro, si razones historicas documentales que no expongo para no alargar el artículo confirman que el "Diario" está escrito "a dos letras" para que nadie pueda saber el camino en modo seguro; si se utilizan los sistemas de medidas de la época y lugar sin acogerse a innecesarios extranjerismos, ¿que impide que la ruta que propongo sea considerada como la ruta real del primer viaje?:
La Historia, esa Historia que se crea en base a errores hechos llegar hasta la opinión pública, y si no preguntemos al "hombre de la calle": ¿Que, y cuantos, barcos llevaba Colón cuando fué a descubrir América?, la respuesta de la mayoría será tajante: tres carabelas....., pues no, dos carabelas y una nao.
FUENTES:
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Alvar Manuel. "Diario del Descubrimiento". Ediciones del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria.. Las Palmas de Gran Canaria. 1976. Edición fascimil y paleográfica. 2 Volúmenes.
Colón, Hernándo. "Historia del Almirante". Historia 16, Madrid, 1984 Edición: 3ª.
de las Casas Fray Bartolomé. "Historia de las Indias". Fondo de Cultura económica. Mexico 1965. 2ª Edición.
Llull, Raimon. "Arbre de Sciencia, Obres de Ramon Llull". Palma de Mallorca 1926. Tomo XIII.
Muro Orejón. Antonio. "Pleitos Colombinos". Escuela de estudios Hispano-americanos, Sevilla, 1984 Edición: 1. 5 Volúmenes.
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Fall, Yoro K. "L´Afrique a la naissance de la cartographie moderne". Karthalá, Paris, 1987 Edición: 1.
Heers Jacques. "Cristóbal Colón.". Fondo de Cultura Económica., México., 1994 Edición: 1ª, 1ª reimpresión.
Morison, Samuel Eliot. "Admiral of the Ocean Sea". Little, Brown & company. 1954. 1ª, 7ª reimpresión.
Obregón, Mauricio. "Colón en el mar de los Caribes". Uniandes. Bogotá 1992. 2ª Edición.
Peck, Douglas T. "Reconstruction and analysis of the 1492 Columbu´s log".Conference. Society of History of Discoveries, Fort Laudendale, 1988
Pickeering, Keith"The First Voyage Of Columbus".Maine University 1991.
Pickeering,  Keith. "The navigational Mysteries an Fraudulent Longitudes of Cristopher Columbus". Conferencia 1997 .
Rey Pastor, Julio. "La Cartografía mallorquina". Consejo Superior de Investigacones Científicas, Madrid, 1960 Edición: 1ª
José Antonio Hurtado García (http://pagina.de/jahurtadoProyecto Clío
TRIPULACION DEL PRIMER VIAJE DE COLON.
Nadie sabe a ciencia cierta cuentos hombres componían las tripulaciones de las tres carabelas que partieron en la primera expedición con Cristóbal Colón. Hay quienes hablan de 90, 100 e incluso 120 hombres, pero pocas son las pruebas que se pueden aportar sobre la cifra verdadera
Tripulación de la santa María
Tripulación de la pinta
Tripulación de la niña
Cristóbal Colón............Capitán General.Martín A. Pinzón...........Capitán.Vicente Yánez Pinzón.....Capitán.
Juan de la Cosa..............Propietario y Patrón.Francisco M. Pinzón .........Patrón.Juan Niño.......Propietario y Patrón.
Diego de Arana.......Contramaestre.Cristóbal García XarmientoPiloto.Francisco Niño.
Pedro Gutiérrez .......Administrador Real.Cristóbal Quintero ...........Copropietario.Bartolomé Roldán........Aprendiz de Piloto.
R. de Escobedo......Notario.Francisco García Vallejo.Alonso Morales..........Carpintero.
Rodrigo Sánchez ..........Veedor. (De Segovia).García Hernández.............Administrador.Andrés de Huelva.
Diego de Salcedo..................Sirviente de Colón.Gómez Rascón .................Copropietario.Bartolomé García........Contramaestre.
Luis de Torres........Intérprete. (Judío converso).Juan Bermúdez.Diego Lorenzo.
Rodrigo de Jerez....Natural de Ayamonte.Juan Quintero.Fernando de Triana.
Alonso Chocero.Juan Rodríguez Bermejo....(R. de Triana).García Alonso.
Alonso Clavijo.Pedro de Arcos.Juan Arias...............Grumete.
Andrés de Yruenes.Alonso de Palos.Juan Arraes.
Antonio de Cuellar.............Carpintero.Álvaro Pérez.Juan Romero.
Bartolomé Biues.Antón Calabrés.Maestre Alonso..........Médico.
Bartolomé de Torres.Diego Martín Pinzón.Miguel de Soria ........Sirviente.
Bartolomé García...................Contramaestre.Fernando Méndez.Pedro Arraes.
Chachu...............ContramaestreFrancisco Méndez.Pedro Sánchez.
Cristóbal Caro.........Orfebre.Gil Pérez.Rodrigo Monge.
Diego Bermúdez.Juan Quadrado.Sancho Ruiz de Gama..Piloto.
Diego Pérez.Juan Reynal.
Domingo de Lequeitio.Juan Verde de Triana.
Domingo Vizcaíno............Tonelero.Juan Vecano.
Gonzalo Franco.Maestre Diego..................Cirujano.
Jacomel Rico.Pedro Tegero.
Juan de Jerez.Sancho de Rama
Juan Martines de Acoque.
Juan de Medina.
Juan de Moguer.
Juan Sánchez............Médico.
Maestre Juan.
Marín de Urtubia.
Pedro Alonso Niño.....Piloto.
Segundo viaje de Colón
El 29 de mayo de 1.493, Colón recibió instrucciones reales, según las cuales el primer objetivo de la nueva expedición era la conversión de los nativos y  el segundo la explotación económica del descubrimiento. La organización de la vasta flota patrocinada por Isabel y Fernando fue obra conjunta del propio Colón y del archidiácono de Sevilla Juan de Fonseca. Diecisiete navíos y mil doscientos hombres integraron la expedición. La capitana, que bien podía tener unas doscientas toneladas, fue llamada Santa María, como su predecesora; perteneciente a Antonio de Torres. Otras naves grandes eran la Gallega y Colina. Se embarcaron cinco religiosos, entre ellos el benedictino catalán fray Buil, y numerosos hombres de armas, incluidos veinte caballeros con sus monturas y también arcabuceros y ballesteros; además, centenares de labradores y artesanos, entre los que abundaban los albañiles. La flota partió de Cádiz el 25 de septiembre de 1.493. Cristóbal Colón, capitán general de la misma, iba acompañado por su joven hermano Diego.
No se conserva el diario de a bordo del Almirante ni hay trascripción de Las Casas, por lo que resulta imposible seguir este viaje con la precisión del anterior. Sin embargo, dos miembros de la expedición escribieron interesantes relatos: Michelle de Cuneo, de Savona, amigo de infancia del Almirante y Diego Álvarez Chaca, médico de Sevilla y cirujano principal de la expedición.
Tras la usual escala en Canarias, el 13 de octubre comenzó la auténtica travesía del Atlántico. El rumbo dispuesto por Colón era Oeste cuarto del Sudoeste, a fin de alcanzar las islas habitadas por los indios caribes, que no había podido visitar el año anterior.  Esta ruta discurría enteramente por la zona de los alisios, que le llevaron a su destino en sólo tres semanas. En la madrugada del domingo 3 de noviembre avistaron una isla a la cual Colón dio el nombre de Dominica en atención al día.
Desde allí describieron un arco hacia el Noroeste y Oeste hasta llegar a San Juan Bautista (Puerto Rico), costeando las bellas islas de sotavento, que el Almirante bautizaba a medida que aparecían en el horizonte: Santa María de Guadalupe, Santa María de Monserrate (Montserrat), San Jorge (St. Kitts), Santa Cruz (St. Croix), las Once Mil Vírgenes (Virgin Islands). Desde Puerto Rico se dirigieron rápidamente hacia La Española. El 27 de noviembre, la flota fondeó a la altura de La Navidad, para descubrir que la guarnición había sido aniquilada por los taínos.
Tras navegar hacia el Este ciñendo el viento, anclaron en una bahía donde Colón fundó el asentamiento de Isabela, en la actual República Dominicana. Hojeda y Corbalán exploraron Cibao y regresaron con noticias de haber encontrado oro abundante. El 2 de febrero Antonio Torres volvió a España con doce naves y el memorial que Colón le había entregado para los reyes. Del 12 al 29 de marzo Colón recorrió Cibao y ordenó construir el fuerte de Santo Tomás en el interior de la isla, al sur de la llamada Vega Real; allí dejó un destacamento de cincuenta hombres mandados por Pedro Margarit. Luego navegó hacia el Oeste con la carabelas Niña, Cardera y San Juan. Sucesivamente fondearon en el cabo Alfa y Omega (Cabo Maisi, en Cuba), en Puerto Grande (bahía de Guantánamo) y en el emplazamiento del actual Santiago de Cuba. Era un viaje de aparente recreo, pero Colón seguía buscando la identificación de Catay con Cuba; hizo un viraje lateral y descubrió Jamaica.
Luego surcó las aguas poco profundas y salpicadas de islotes del Jardín de la Reina (Laberinto de las Doce Leguas), hasta la actual bahía Cortés. Allí, su secretario Pérez de Luna obligó a las tripulaciones a firmar una declaración  en el sentido de que consideraban a Juana (Cuba) como parte de un continente. El 13 de junio comenzaron el largo viaje hacia el Este, barloventeando. Tras contornear Jamaica y La Española, Colón observó un eclipse de luna en la Bella Saonesa (la actual Saona). Su salud se había quebrantado: se le nublaba la vista y ocasionalmente caía en coma cuando fondearon en Isabela el 29 de septiembre.
En Isabela colón tuvo la alegría de encontrar a su hermano Bartolomé, a quien no había visto en cinco o seis años, y que acababa de llegar al mando de tres carabelas. Pero los informes de su otro hermano, Diego, a quien había dejado como presidente del Concejo, eran preocupantes. Insatisfechos, los hombres de Pedro Margarit habían saqueado Vega Real y sometido bárbaramente a los indios. Cuando la situación se hizo ingobernable, Pedro Margarit comenzó a discutir con Diego Colón el mando de la isla y finalmente, se embarcó con el padre Buil y otros clérigos, rumbo a España, en las carabelas que había llevado Bartolomé Colón.
Concejo, eran preocupantes. Insatisfechos, los hombres de Pedro Margarit habían saqueado Vega Real y sometido bárbaramente a los indios. Cuando la situación se hizo ingobernable, Pedro Margarit comenzó a discutir con Diego Colón el mando de la isla y finalmente, se embarcó con el padre Buil y otros clérigos, rumbo a España, en las carabelas que había llevado Bartolomé Colón.
Pequeñas partidas de soldados continuaban empeñadas en luchas y saqueos. Los indios tomaron represalias y algunos españoles fueron acechados y muertos.
A finales del otoño de 1.494 Alonso de Torres volvió de Castilla con cuatro carabelas bien pertrechadas y una carta, en la que los reyes pedían a Colón que regresase para ayudarles a determinar la línea de demarcación  indicada por el Tratado de Tordesillas. Pero el Almirante todavía se encontraba enfermo y no deseaba informar  del desorden imperante en su virreinato. Retomó la presidencia del Concejo y envió una expedición de castigo contra los indios. Los españoles, que luchaban con armas blancas y de fuego, caballos y perros, tornaron a Isabela con mil seiscientos prisioneros taínos, que fueron repartidos o enviados a Castilla como esclavos, en las carabelas de Torres.
El Almirante acabada de dar el título de Adelantado a su hermano Bartolomé, lo que convertía a éste en su segundo, cuando supo que el cacique Guatiguaná había reunido una fuerza en Vega Real y planeaba atacar a los españoles. Recuperada la salud, Colón marchó al frente de una tropa de doscientos ballesteros y mosqueteros, veinte lanceros, veinte perros y un número indeterminado de indios rivales de Guatiguaná. Dice Hernando Colón que acometieron tan vigorosamente al ejército de indios hostiles que " todos, siguiendo y matando, hicieron tal estrago, que en breve fue Dios servido tuviesen los nuestros tal victoria, que siendo muchos muertos, y otros presos y destruidos". Seguidamente, Colón quiso anular a Caonabo, el cacique de Maguana, a quien se suponía instigador de la matanza de La Navidad. Mediante un ardid, Alonso de Hojeda consiguió apresar al cacique  y lo llevó en triunfo a Isabela, donde Caonabo permaneció encadenado casi un año, antes de ser enviado a Castilla.
Aunque todavía hubo escaramuzas en diversos lugares de las islas, el Almirante no tuvo mayores dificultades.
Restablecida la paz, impuso a los indios onerosos tributos en oro. Incapaces de reunir las cantidades exigidas y obligados a descuidar sus cultivos, muchos taínos murieron de hambre; otros se suicidaron para escapar al acoso. Un tercio de la población indígena de La Española pereció entre 1.494 y 1.496.
En octubre de 1.495 arribaron cuatro carabelas castellanas. Los reyes habían escuchado las quejas de fray Buil y Pedro Margarit y enviaban a un cortesano llamado Juan Aguado para que informase de las condiciones de la Colonia. A principios de 1.496 Colón hizo botar una nueva carabela llamada la India. La Niña fue carenada y calafateada y el 10 de marzo el Almirante salió de Isabela rumbo a Castilla. Bartolomé quedó al mando de La Española, encargado de buscar emplazamiento para una nueva población con buen puerto; el Adelantado fundaría Santo Domingo al sur de la isla, en el estuario del río Ozama.
El Almirante decidió gobernar al sur para evitar tempestades; los consiguió, pero a costa de realizar un viaje muy largo. El 11 de junio de 1.496 la India y la Niña fondeaban en Cádiz con 225 españoles y poco más de 30 indios cautivos.
En Burgos, vestido con el humilde hábito franciscano que había adoptado como penitente, Colón se arrodilló ante Fernando e Isabel, les hizo un relato del viaje y comprobó que, pese a los informes desfavorables que habían recibido, mantenían su confianza en él. Pero los gastos que suponían las alianzas matrimoniales y la guerra contra Francia impidieron que los reyes pudieran satisfacer inmediatamente su demanda de emprender una nueva expedición. Hasta el 23 de enero del año siguiente no lograría enviar dos carabelas ( la veterana Niña y la India) a La Española con víveres, abastecimientos y mujeres. Mientras, Vasco de Gama había salido de Lisboa con la intención de doblar el cabo de Buena Esperanza y llegar a la India

 

Tercer viaje de Colón
La preparación de la flota para la tercera expedición fue en extremo laboriosa, en parte por la lentitud con la que llegaba el dinero prometido por la Corona y, en parte, por la renuencia de los patrones y la dificultad de encontrar voluntarios; de nuevo los reyes concedieron el perdón a cuantos delincuentes embarcaran, salvo en los casos más graves.
Para la nueva expedición se fletaron seis barcos, que levaron ancla el 30 de mayo de 1.498. Tres fueron directamente a La Española, mientras Colón, al mando de los otros tres - la Santa María de Guía, la Vaqueños y el Correo -, seguían una derrota más al sur. Gracias a las buenas relaciones ahora existentes entre los dos reinos ibéricos, Colón pudo recalar en la isla de Cabo Verde. La flota avanzó luego hacia el Sudoeste, impulsada por un viento cada vez más leve, que cesó por completo el 13 de julio. Se hallaban en la zona más tórrida y clama del Atlántico en aquellas estación, Parece ser, que tras ocho días sin viento, sopló el alisio del Sudeste, ya que en el extracto de la carta a los reyes que hizo Las Casas consta que se sucedieron diecisiete días de vientos favorables. Como no se atrevía a ir más al sur a causa del calor, el almirante enmendó el rumbo al Oeste. El 31 de julio, cuando el agua potable comenzaba a escasear a bordo, avistaron Trinidad y al día siguiente divisaron al Sur lo que les pareció una isla y que era la actual punta Bombeador, en el gran delta del Orinoco. Por primera vez se hallaban los españoles ante el continente sudamericano.
Una inmensa ola, probable consecuencia de una erupción volcánica submarina, zarandeó a la flota en la Boca de las Sierpes, entre Trinidad y el delta. Atravesado el estrecho, Colón penetró en el plácido golfo de Paria, donde observó que los indios se adornaban con perlas. Navegaron después hacia una tierra montañosa que resultó península (península de Paria) y cuya costa meridional exploraría buscando una salida. El 13 de agosto abandonaron el golfo de Paria por la Boca del Dragón y vislumbraron Belaforma (Tobago) y Asunción (Granada). Colón se encontraba enfermo y casi ciego, como durante el viaje anterior. Llegó a presentir que había descubierto "tierra infinita", esto es, un nuevo continente. Pero, negando esta opinión razonable, terminó persuadiéndose a sí mismo de que había llegado al umbral del Paraíso Terrenal, el bienaventurado dominio cuya ubicación había sido discutida tan  vivamente por los geógrafos medievales.
Preocupado por su enfermedad y porque los víveres se corrompían, el Almirante se dirigió a La Española, a la que llegó con rumbo seguro. El 31 de agosto fondeaba en la boca del Ozama y se reunía con su hermano el Adelantado, que le transmitió noticias descorazonadoras. Los españoles habían levantado la nueva Colonia de Santo Domingo, donde se hallaban en una relativa paz con los taínos; pero la escasez de víveres y la falta de noticias de la metrópoli habían propiciado que, aprovechando la ausencia de Bartolomé, dedicado a la recaudación de impuestos en la provincia de Xaragua, el alcalde mayor Francisco Roldán y otros descontentos se rebelaran. A instigación de Roldán, los sublevados se aliaron con los súbditos de Guarionex, cacique antaño poderoso, a quien prometieron la abolición de impuestos a cambio de su ayuda para atacar el fuerte de Concepción de la Vega, en el camino entre Isabela y Santo Domingo. Bartolomé regresó a tiempo, incendió los poblados de Guarionex  y finalmente prendió a éste. La intentona del Roldán pudo terminar en aquel punto; pero los tres navíos de abastecimiento que habían precedido a Colón fueron a recalar cerca de los rebeldes y parte de sus tripulaciones se habían unido cuando llegó el Almirante.
En octubre de 1.498 Colón envió a su capitana y a la carabela El Correo de regreso a Castilla, con su carta a Isabel y Fernando y un informe de los sucesos de la Española; requería sacerdotes y un juez para ejercer la autoridad real. Incapaz de actuar con energía y de obligar a Roldán a la sumisión en nombre de los reyes, Colón empezó a negociar con el jefe rebelde, que pidió y obtuvo que se retirasen  las acusaciones contra él, que se le confirmara en su puesto de alcalde mayor y que se le concediera, como a sus hombres, tierras e indios.
El 15 de octubre Colón supo que una flota al mando de Alonso de Hojeda había fondeado en el cercano puerto de Brasil. Tras tener noticias de los descubrimientos del Almirante en Trinidad, Paria y zona del Paraíso Terrenal, Hojeda había obtenido la ayuda de Juan de Fonseca para efectuar una expedición a dichas regiones; con él fueron Juan de la Cosa y Américo Vespucio. Hojeda y sus hombres llegaron a Trinidad y descubrieron las ricas pesquerías de Cubagua y Venezuela, antes de dirigirse al Norte y arribar a Brasil, en La Española, donde se dedicaban a cortar árboles de palo Brasil y a cazar indios.
Como el oro, el palo Brasil pertenecía a la Corona, y el Almirante estaba en el derecho de intervenirlo. Roldán se ofreció para capturar a Hojeda, quien tras breves escaramuzas, se retiró y fue a las islas al norte de La Española y luego a Castilla, con sus carabelas cargadas de esclavos. Otros navegantes como Peralonso Niño y Vicente Yáñez Pinzón habían sido autorizados para descubrir nuevas tierras en las Indias, como consecuencia de la pérdida de influencia de Colón en la corte.
Viendo la falta de confianza del Almirante en sí mismo, los antiguos rebeldes aspiraron a nuevas concesiones y volvieron a sublevarse. El 23 de agosto de 1.500, mientras el Almirante reprimía un levantamiento local en Concepción de la Vega y Bartolomé Colón otro en Xaragua, una flota castellana entró en el estuario del Ozama. Al mando iba el nuevo gobernador Francisco de Bobadilla, enviado por los reyes para ejercer la justicia. Acababa de desembarcar Bobadilla cuando vio los cuerpos de siete españoles que pendían de la horca. Diego Colón, al mando de Santo Domingo en ausencia de sus hermanos, le hizo saber que eran rebeldes y que otros cinco iban a ser colgados al día siguiente. Tras una rápida investigación, Bobadilla arrestó a Diego Colón y mandó una orden a Concepción de la Vega para que regresara el Almirante. Al volver, éste fue preso y encadenado. El Adelantado intentó liberar a sus hermanos por la fuerza de las armas, pero el Almirante le conminó a obedecer a Bobadilla, que parecía actuar de acuerdo con las instrucciones reales. En consecuencia, Bartolomé fue también arrestado.
Bobadilla había decidido enviar  a los tres hermanos a Castilla. Durante su prisión en Santo Domingo, Colón escribió a Juana de la Torre, hermana de Antonio Torres y persona próxima a la reina, dando rienda suelta  a su amargura.
Se  le había  juzgado, decía, como a un gobernador cualquiera, y no como a un capitán que estaba ganando nuevas tierras para España.
A comienzos de octubre de 1.500 el Almirante fue embarcado en la carabela la Gorda; él y sus hermanos iban encadenados. El 20 de noviembre arribaron a Cádiz, desde donde el Almirante dirigió un mensaje a Isabel y Fernando, que se hallaban en Granada. Los reyes dieron orden de dejarlo libre, así como a sus hermanos y le enviaron dos mil ducados para que pudiera presentarse en la corte de un modo digno, pues todos sus bienes habían sido incautados por Bobadilla. El 17 de diciembre los reyes recibieron a los hermanos Colón en la Alhambra. El Almirante consiguió palabras de consuelo  y la restitución de sus bienes, pero no fue repuesto como gobernador de La Española.
En Granada, donde permanecería, Colón encontró a sus hijos Diego y Hernando, convertidos en pajes de la reina. Tuvo noticias de las Indias, que él mismo comenzó a llamar Indias Occidentales para distinguirlas de las que Vasco de Gama había descubierto al navegar al Sur y al Este de África. Un explorador portugués llamado Cabral había descubierto tierras al Sudoeste (el futuro Brasil) y de Inglaterra se sabía que Giovanni Caboto, de Génova, había encontrado tierra al Oeste (la costa oriental norteamericana).
Pensando que así se libraría de la injusticia y el posible olvido real, el Almirante ocupó su tiempo en redactar memoriales sobre sus títulos y privilegios y reunió cuarenta y cuatro documentos con el título de Libro de los Privilegios. Escribió también el Libro de las Profecías, con gran número de pasajes proféticos de la Biblia, con la intención de presentarse como elegido por Dios para llevar el cristianismo al fin de la tierra y obtener allí el oro necesario para reconquistar Jerusalén.
Cuarto viaje de Colón
En septiembre de 1.501 los reyes nombraron a Nicolás de Ovando gobernador y juez supremo de las Indias. En la flota de éste fueron el joven Bartolomé de las Casas y Alonso Sánchez de Carvajal, encargado de recaudar para Colón los beneficios correspondientes del comercio de las Indias y del oro. El Almirante había empezado a preparar otro viaje de descubrimiento y escribió a Isabel y Fernando pidiendo las necesarias instrucciones y documentos. Respondieron los reyes autorizando la expedición, pero le prohibieron hacer esclavos y tocar tierra en La Española, salvo en el viaje de regreso.
El 11 de mayo de 1.502, ya con cincuenta años y la salud quebrantada, y al mando de cuatro pequeñas carabelas - la Capitana, Santiago de Palos, Gallego y Vizcaíno - Colón zarpó rumbo a la más arriesgada de sus expediciones. Le acompañaban su hermano Bartolomé y su hijo Hernando. Por la acostumbrada ruta de Canarias, el 29 de junio ancló ante Santo Domingo, decidido a sustituir la nave Santiago de Palos por otra. Notó inequívocos signos de que se avecinaba una gran tormenta y así se lo comunicó al gobernador Ovando, a quien solicitó permiso para entrar en el estuario y recomendó que no dejara partir a una numerosa flota a punto de regresar a España. De acuerdo con las instrucciones de los reyes, Ovando negó su permiso e, ignorando los consejos, ordenó la salida de la flota. Las carabelas de Colón tuvieron, pues, que afrontar fuera del puerto el huracán que se abatió sobre Santo Domingo. Sólo la nave del Almirante pudo mantenerse anclada; las demás, rotas las amarras, fueron arrastradas lejos de la costa. Las cuatro, sin embargo, lograron reunirse días después. En cambio, la flota que regresaba a España perdió veinte barcos y más de quinientos hombres.
El 24 de julio fondearon en una isla del Jardín de la Reina (quizás el actual Cayo Largo) y el 1 de agosto descubrieron la América Central a la altura de la punta de Caxinas (cabo Honduras). El Almirante no buscaba un estrecho, como pretendió Hernando Colón cuando ya era notorio que existía un breve istmo de separación entre el Atlántico y el Pacífico, sino un cabo, el más meridional de la provincia de Chiamba, la larga península que constituía el límite oriental de Asia. Costeando sucesivamente los actuales países de Nicaragua, Costa Rica y Panamá, las cuatro carabelas barloventearon hacia el Este. Cuando los indios le hablaron de la dorada tierra de Veragua y de Ciguare, al otro lado de la cadena montañosa, Colón entendió que Ciguare era lo mismo que Chiamba y que había llegado al lugar donde la península era más estrecha. Supuso que de allí a once días de viaje por las montañas se encontraba el Índico. Asombrosamente, la prolongada península desmentía los mapas asiáticos y torcía al Sudeste y al Este, en vez de hacerlo al Sudoeste y al Oeste.
Durante la navegación fondeaban de noche donde podían o se aguantaban al pairo. Tras zarpar de río Cativa (río Cherebequi) lucharon con temporales durante dos meses. Del 17 al 20 de diciembre anclaron en Puerto Grande (bahía Manzanilla en el moderno Colón, a la entrada del Canal de Panamá). Concentró entonces el Almirante sus esfuerzos en la búsqueda del oro y desde la parte oriental de Panamá, retrocedió al Oeste hasta la tierra que los indios llamaban Veragua, donde le habían informado de la existencia de minas. Este retroceso se convirtió en una de las etapas más duras del viaje, a causa del mal tiempo y de la comida agusanada. Finalmente, el 6 de enero de 1.503, fondearon junto al río Belén. Encontraron yacimientos de oro y se dispusieron a fundar una Colonia, Santa María de Belén, que quedaría a cargo de Bartolomé. Sin embargo, los indios se manifestaron tan hostiles y los elementos tan inclementes que, tras perder una docena de hombres, el Almirante desistió de la empresa.
El 15 de abril Colón partió de Río Belén con la Capitana, la Santiago y la Vizcaíno; la Gallego, más dañada por el temporal y la broma, fue abandonada. En Puerto Bello renunciaron también a la Vizcaíno y continuaron costeando hasta cabo Marmóreo, probablemente el actual cabo Tiburón, en la frontera entre Panamá y Colombia, para seguir al Norte de regreso a La Española. Pasaron junto a Las Tortugas (Little Cayman y Cayman Brac) y fondearon en la costa sur de Cuba. El 25 de junio, la Capitana y la Santiago, ya inútiles a causa de la broma, quedaron varadas y apuntaladas en la playa de Santa Gloria (St. Ann´s Bay), Jamaica. El 7 de julio Colón terminó su carta a los reyes, que diez días después entregaría a Diego Méndez, criado del Almirante y a Bartolomé Fieschi, antes capitán de la Vizcaíno, que marcharon a buscar socorro a La Española. Iban en canoas nativas, a las que le añadieron batemares, falsas quillas y velas.
Quiso el Almirante mantener una estricta disciplina para evitar conflictos con los nativos y prohibió que la tripulación bajara a tierra sin su permiso. Mediante un organizado sistema de trueques obtenía víveres de los indios. Más de cien hombres yacían amontonados en las cubiertas y toldillas, protegidos con hojas de palmeras; unos cuarenta padecían desnutrición y fiebres. El 2 de enero de 1.504 se declaró un motín, encabezado por los hermanos Francisco y Diego de Porras. Sólo el temor al castigo real salvó la vida de Cristóbal Colón y de su hermano. Los amotinados intentaron alcanzar La Española en canoas, pero fracasaron y de regreso a Jamaica establecieron su propio campamento.
Viendo que los extranjeros se habían debilitado por las discordias y, hartos de cuentas, cascabeles y bonetes, los indios manifestaron que no les proporcionarían más víveres. Colón resolvió el problema de un modo espectacular. Leyó en el Almanach Perpetuum, de Abrahám Zacuto que en el plazo de tres días, el 29 de febrero, se produciría un eclipse total de luna y advirtió a los indios que iba a pedir a su Dios que los castigara, privándoles de la luz lunar. En la tarde anunciada, cientos de indígenas se congregaron ente los barcos. Cuando salió la luna ya estaba parcialmente oscurecida y el pánico cundió entre los nativos al verla menguar. Rogaron al almirante que la hiciera volver y éste pidió a cambio la reanudación de los suministros. Colón aprovechó el eclipse para calcular la posición de Santa Gloria: determinó la latitud con precisión notable, pero se equivocó en la longitud, situando Jamaica en un punto que correspondía al Pacífico, al Oeste de la costa mejicana.
Ocho meses después de la partida de Fieschi y Méndez, algunos hombres que habían permanecido fieles al Almirante planearon un nuevo motín. En plena conspiración les visitó un navío enviado por el gobernador Ovando para conocer su situación, pero sin intención de rescatarles; les llevaron, al menos, una carta de Diego Méndez, que prometía un pronto socorro.
En vista de la carta, el Almirante ofreció amnistiar a los amotinados. Pero estos quisieron imponer sus condiciones. Rehusó Colón y, anticipándose, envió al Adelantado al mando de cincuenta hombres armados. Hubo combates: murieron algunos rebeldes y el resto huyó. Francisco de Porras fue capturado y puesto en el cepo. Hasta fines de junio no llegó el navío fletado y pertrechado por Méndez. Habían permanecido más de un año en Jamaica. El viaje fue lento, en contra del viento y las corrientes y el 13 de agosto arribaron a Santo Domingo. Allí Colón fletó otro navío y el 12 de septiembre partió de aquellas Indias a las que nunca regresaría.
El 26 de noviembre de 1.504, tres semanas después de la llegada del Almirante a Sanlúcar, fallecía la reina Isabel. Colón quería visitar al rey, pero estaba demasiado enfermo para cabalgar y se entretuvo enviado cartas a su hijo Diego, describiendo sus recelos sobre el desarrollo de las Indias y exagerando sus dificultades económicas. Hasta mayo de 1.505 no pudo realizar el proyectado viaje a Sevilla. Cuando el rey Fernando le recibió en audiencia, Colón reclamó los privilegios que antaño le habían sido concedidos en Santa Fe.
La corte se trasladó a Salamanca en octubre y en abril a Valladolid. Colón y sus allegados la siguieron, pero el rey tenía poco tiempo para atender al Almirante y, seguramente, se sentía molesto por sus cartas reiterativas, a las que contestaba con evasivas y cumplidos.

En un último intento por que se hiciera justicia, Colón se dirigió a Juana, la heredera de la corona de Castilla y a su esposo Felipe de Habsburgo, ofreciéndoles sus servicios.



 


Cronología de la vida y los viajes de Cristóbal Colón.
Primeros años
1451 Nace en Génova. Es hijo de un comerciante de sedas y tejedor.
1476 Nada hasta la costa cuando su barco es hundido por piratas en Portugal.
1476 Se une a su hermano Bartolomé, cartógrafo en Lisboa.
1477 a 1482 Realiza viajes comerciales a Islandia y Guinea.
1484 Concibe  «La Empresa de las Indias.» Intenta convencer al rey  Juan de  Portugal para que apoye su plan.
1485 Se dirige a España.
2/1/1492 Fernando e Isabel conquistan Granada, la última ciudad musulmana en España.
Primer Viaje.
02/08/1492 Parte del puerto de Palos (Huelva).
06/09/1492 Parte de La Gomera (Islas Canarias) después de efectuar reparaciones  y repostar.
12/10/1492 El Nuevo Mundo es avistado a las 2 a.m. por Rodrigo de Triana.
29/10/1492 Llega a Cuba.
22/11/1492 Martín Alonso Pinzón, capitán de la Pinta, deserta en la expedición a Cuba.
01/12/1492 Colón llega a la Española.
25/12/1492 La Santa María naufraga en la Española. Colón funda el  fuerte de La Navidad.
06/01/1493 Pinzón se reúne de nuevo con Colón.
16/1/1493 Colón parte de la Española rumbo a España.
15/2/1493 Avista la isla Santa María en el archipiélago de las Azores.
04/03/1493 Llega a Lisboa.
15/03/1493 Regresa a Palos, España.
Segundo Viaje
09/1493 Una gran flota  con 17 barcos parte de Cádiz.
13/10/1493 Parten del Hierro (Islas Canarias), poniendo rumbo W-S-W.
03/11/1493 Avista la isla Dominica al alba; poco después avista la isla Guadalupe.
22/11/1493 Llega a la Española.
28/11/1493 Regresa a La Navidad. Encuentra el fuerte destruido.
08/12/1493 Funda una nueva Colonia en La Isabela.
24/04/1494 Navega desde la Isabela en busca de tierra firme.
30/04/1494 Llega a Cuba.
05/05/1494 Llega a Jamaica.
14/05/1494 Regresa a Cuba.
13/06/1494 Parte de regreso para  La Isabela.
20/08/1494 Llega a La Española.
10/03/1496 Parte de La Isabela rumbo a España.
08/06/1496 Alcanza las costas de Portugal.
Tercer viaje
30/05/1498 Parte desde Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) con seis barcos.
19/06/1498 Llega a La Gomera (Islas Canarias); divide la flota en dos grupos.
04/07/1498 Parte desde la Islas de Cabo Verde.
31/07/1498 Llega a Trinidad.
13/08/1498 Abandona el Golfo de Paria, llega a  Margarita.
19/08/1498 Llega a La Española.
10/1500 Colón es arrestado y enviado a España encadenado.
Cuarto viaje.
11/05/1502 Parte de Cádiz con cuatro barcos.
29/06/1502 Llega a Santo Domingo ( La Española).
30/07/1502 Llega a la Costa de los Mosquitos (actualmente Nicaragua). 09/01/1503 Establece una guarnición en Río Belén.
06/04/1503 La guarnición es atacada por los indios y abandonada.
16/04/1503 Abandona  Río Belén poniendo rumbo a España.
25/06/1503 Los barcos encallan y son abandonados en Jamaica. La tripulación está  aislada.
29/06/1504 La tripulación es rescatada de Jamaica.
07/11/1504 Colón regresa a España.
20/05/1506 Colón muere en  Valladolid.







ENRIQUILLO
ENRIQUILLO
Demos siquiera en los libros algún lugar a la justicia, ya que por desgracia suele dejársele tan poco en los negocios del mundo.
QUINTANA.

P R I M E R A P A R T E
CAPÍTULO I
INCERTIDUMBRE
El nombre de Jaragua brilla en las primeras páginas de la historia de América con el mismo prestigio que en las edades antiguas y en las narraciones mitológicas tuvieron la inocente Arcadia, la dorada Hesperia, el bellísimo valle de Tempé, y algunas otras comarcas privilegiadas del globo, dotadas por la Naturaleza con todos los encantos que pueden seducir la imaginación y poblaría de quimeras deslumbradoras. Como ellas, el reino indio de Jaragua aparece, ante los modernos argonautas que iban a conquistarlo, bajo el aspecto de una región maravillosa, rica y feliz. Regido por una soberana hermosa y amable; [1] habitada por una raza benigna, de entendimiento despejado, de gentiles formas físicas; su civilización rudimentaria, por la inocencia de las costumbres, por el buen gusto de sus sencillos atavíos, por la graciosa disposición de sus fiestas y ceremonias, y, más que todo, por la expansión generosa de su hospitalidad, bien podría compararse ventajosamente con esa otra civilización que los conquistadores, cubiertos de hierro, llevaban en las puntas de sus lanzas, en los cascos de sus caballos, y en los colmillos de sus perros de presa.
Y en efecto, la conquista, poniendo un horrible borrón por punto final a la poética existencia del reino de Jaragua, ha rodeado este nombre de otra especie de aureola siniestra, color de sangre y fuego,—algo parecido a los reflejos del carbunclo. Cuando se pregunta cómo concluyeron aquella dicha, aquella paz, aquel paraíso de mansedumbre y de candor; qué fue de aquel régimen patriarcal, de aquella reina adorada de sus súbditos, de aquella mujer extraordinaria, tesoro de hermosura y de gracias, la historia responde con un eco lúgubre, con una relación espantosa, a todas esas preguntas. Perecieron en aciago día, miserablemente abrasados entre las llamas, o al filo de implacables aceros, más de ochenta caciques, los nobles jefes que en las grandes solemnidades asistían al pie del rústico solio de Anacaona; y más tarde ella misma, la encantadora y benéfica reina, después de un proceso inverosímil, absurdo, muere trágicamente en horca infame. A tales extremos puede conducir el fanatismo servido por eso que impropiamente se llama razón de Estado.
Los sucesos cuya narración va a llenar las hojas de este pobre libro tienen su origen y raíz en la espantosa tragedia de Jaragua. Fuerza nos es fijar la consideración en la poco simpática figura del adusto comendador Frey Nicolás de Ovando, autor de la referida catástrofe. En su calidad de gobernador de la Isla Española, investido con la absoluta confianza de los Reyes Católicos, y depositario de extensísimas facultades sobre los países que acababa de descubrir el genio fecundo de Colón, los actos de su iniciativa, si bien atemperados siempre a la despiadada rigidez de sus principios de gobierno, están íntimamente enlazados con el génesis de la civilización del Nuevo Mundo, en la que entró por mucho el punto de partida trazado por Ovando como administrador del primer establecimiento colonial europeo en América, y bajo cuyo dilatado gobierno adquirió Santo Domingo, aunque transitoriamente, el rango de metrópoli de las ulteriores fundaciones y conquistas de los españoles. [2]
Contemplemos a ese hombre de hierro después de su feroz hazaña, perpetrada en los indefensos y descuidados caciques de Jaragua. Veinte días han transcurrido desde aquella horrible ejecución. El sanguinario comendador, como si la enormidad del crimen hubiera fatigado su energía, y necesitara reponerse en la inercia, permanecía entregado a una aparente irresolución, impropia de su carácter activo. Tal vez los remordimientos punzaban sordamente su conciencia; pero él explicaba de muy distinta manera su extraña inacción a los familiares de su séquito. Decía que el sombrío silencio en que se encerraba durante largos intervalos, y los insomnios que le hacían abandonar el lecho en las altas horas de la noche, conduciendo su planta febril a la vecina rivera del mar, no eran sino el efecto de la perplejidad en que estaba su ánimo al elegir en aquella costa, por todas partes bella y peregrina, sitio a propósito para fundar una ciudad, en cuyas piedras quedara recomendado a la posteridad su propio nombre, y el recuerdo de sus grandes servicios en la naciente colonia. [3] Además, se manifestaba muy preocupado con el destino que definitivamente debiera darse a la joven y hechicera hija de Anacaona, la célebre Higuemota, ya entonces conocida bajo el nombre cristiano de Doña Ana, y viuda con una hija de tierna edad del apuesto y desgraciado Hernando de Guevara. [4] El comendador, que desde su llegada a Jaragua trató con grandes miramientos a la interesante india, redobló sus atenciones hacia ella después que hubo despachado para la ciudad de Santo Domingo a la infortunada reina, su madre, con los breves capítulos de acusación que debían irremisiblemente llevarla a un atroz patíbulo.
Fuera por compasión efectiva que le inspiraran las tempranas desdichas de Higuemota; fuera por respeto a la presencia de algunos parientes de Guevara que le acompañaban, los cuales hacían alarde de gran consideración hacia la joven viuda y de su consanguinidad con la niña Mencía, que así era el nombre de la linda criatura, cifrando en este parentesco aspiraciones ambiciosas autorizadas en cierto modo por algunas soberanas disposiciones; lo cierto es que Ovando, al extremar su injusto rigor contra Anacaona, rodeaba a su hija de las más delicadas atenciones. De otro cualquiera se habría podido sospechar que el amor entrara por mucho en ese contraste; pero el comendador de Lares jamás desmintió, con el más mínimo desliz, la austeridad de sus costumbres, y la pureza con que observaba sus votos; y acaso no seria infundado atribuir la aridez de su carácter y la extremada crueldad de algunas de sus acciones a cierta deformidad moral, que la naturaleza tiene en reserva para vengarse cuando siente violentados y comprimidos, por ideas convencionales, los afectos más generosos y espontáneos del alma. [5]
Higuemota, o sea Doña Ana de Guevara, como la llamaremos indistintamente en lo sucesivo, disfrutaba no solamente de libertad en medio de los conquistadores, sino de un respeto y una deferencia a su rango de princesa india y de señora cristiana que rayaban en el énfasis. Su morada estaba a corta distancia del lugar que había sido corte de sus mayores y era a la sazón campamento de los españoles, mientras Ovando se resolviera a señalar sitio para la nueva población. Tenía la joven dama en su compañía o a su servicio los indios de ambos sexos que bien le parecía, ejerciendo sobre ellos una especie de señorío exclusivo: cierto es que su inexperiencia, lejos de sacar partido de esa prerrogativa, sólo se inclinaba a servir de amparo a los infelices a quienes veía más afligidos y necesitados; hasta que uno de los parientes de su hija se constituyó en mayordomo y administrador de su patrimonio con el beneplácito del Gobernador; y gracias a esta intervención eficaz y activa, desde entonces hubo terrenos acotados y cultivados en nombre de Doña Ana de Guevara, y efectivamente explotados, como sus indios, por los parientes de su difunto marido; ejemplo no muy raro en el mundo, y en todos los tiempos.
La pobre criatura, abrumada por intensísimos pesares, hallaba muy escaso consuelo en los respetuosos homenajes de la cortesía española. Los admitía de buen grado, sí, porque la voz secreta del deber materno le decía que estaba obligada a vivir, y a consagrarse al bienestar de su Mencía, el fruto querido y el recuerdo vivo de su contrariado amor. Mencía, de tres años de edad, era un fiel reflejo de las bellas facciones de su padre, aquel gallardo mancebo español, muerto en la flor de sus años a consecuencia de las pérfidas intrigas de Roldán, su envidioso y aborrecible rival. Tan tristes memorias se recargaban de un modo sombrío con las angustias y recientes impresiones trágicas que atormentaban a la tímida Higuemota, habiendo visto inmolar a casi todos sus parientes por los guerreros castellanos, y separar violentamente de su lado a su adorada madre, al ser que daba calor y abrigo a su enfermo corazón. La incertidumbre de la suerte que aguardara a la noble cautiva en Santo Domingo, aunque no sospechando nunca que atentaran a sus días, era el más agudo tormento que martirizaba a la joven viuda, que sobre ese particular sólo obtenía respuestas evasivas a sus multiplicadas y ansiosas preguntas.
El pariente más cercano que tenía consigo Doña Ana era un niño de siete años, que aún respondía al nombre indio de Guarocuya. No estaba todavía bautizado, porque su padre, el esquivo Magicatex, cacique o señor del Bahoruco, y sobrino de Anacaona, evitaba cuanto podía el bajar de sus montañas desde que los extranjeros se habían enseñoreado de la isla; y solamente las reiteradas instancias de su tía, deseosa de que todos sus deudos hicieran acto solemne de sumisión a Ovando, lo habían determinado a concurrir con su tierno hijo a Jaragua, donde halló la muerte como los demás infelices magnates dóciles a la voluntad de Anacaona. El niño Guarocuya fue retirado por una mano protectora, la mano de un joven castellano, junto con su aterrada pariente Higuemota, de aquel teatro de sangriento horror; y después quedó al abrigo de la joven india, participando de las atenciones de que ella era objeto. La acompañaba de continuo, y con especialidad al caer la tarde, cuando los últimos rayos de luz crepuscular todo lo impregnaban de vaga melancolía. Doña Ana, guiando los pasos de su pequeñuela, y seguida de Guarocuya, solía ir a esa hora al bosque vecino, en cuyo lindero, como a trescientos pasos de su habitación, sentada al pie de un caobo de alto y tupido follaje, se distraía de sus penas mirando juguetear sobre la alfombra de menuda grama a los dos niños. Aquel recinto estaba velado a toda planta extraña, de español o de indio, por las órdenes del severo Gobernador.
Éste había hecho solamente dos visitas a la joven; la primera, el día siguiente al de la matanza, con el fin de consolarla en su aflicción, ofreciéndole amparo y proveyendo a lo necesario para que estuviera bien instalada y asistida; la segunda y última, cuando despachó a la reina de Jaragua prisionera para Santo Domingo. Doña Ana le estrechó tanto en esa entrevista, con sus lágrimas y anhelosas preguntas sobre la suerte reservada a su querida madre, que el comendador se sintió conmovido; no supo al fin qué responder, y avergonzado de tener que mentir para acallar los lúgubres presentimientos de aquella hija infeliz, se retiró definitivamente de su presencia, encomendando a sus servidores de mayor confianza el velar sobre la joven india y colmaría de los más asiduos y obsequiosos cuidados.
Transcurrieron algunos días más sin alteración sensible en el estado de las cosas, ni para Ovando, que continuaba en su perplejidad aparente, ni para Doña Ana y los dos pequeños seres que hacían llevadera su existencia. Una tarde, sin embargo, —como un mes después de la cruel tragedia de Jaragua—; a tiempo que los niños, según su costumbre, triscaban en el prado, a la entrada del consabido bosque, y la triste joven, con los ojos arrasados en lágrimas, contemplaba los caprichosos giros de sus juegos infantiles —cuadro de candor e inocencia que contrastaba con el angustioso abatimiento de aquella hiedra sin arrimo—; oyó cerca de sí, con viva sorpresa, a tres o cuatro pasos dentro de la espesura del bosque una voz grave y apacible, que la llamó, diciéndole:

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