Las causas más importantes de enfermedades
cardiovasculares son una dieta malsana, la inactividad física, el consumo de
tabaco y el consumo nocivo de alcohol. Con un cambio de hábitos e incorporando
nuevas actividades a la rutina diaria pueden reducirse los riesgos responsables
de cardiopatía
coronaria y enfermedad cerebrovascular. Descubre esta información y conoce las
alternativas que puedes aplicar para vigilar tu salud cardíaca.
Los efectos de las dietas malsanas y de la inactividad
física pueden manifestarse por aumentos de la tensión arterial, el azúcar y las
grasas de la sangre, sobrepeso u obesidad. Estos
“factores de riesgo intermediarios” pueden medirse en los centros de atención
primaria y señalan un aumento del riesgo de sufrir infarto de miocardio, AVC,
insuficiencia cardíaca y otras complicaciones.
Está demostrado que el cese del consumo de tabaco, la
reducción de la sal de la dieta, el consumo de frutas y hortalizas, la
actividad física regular y evitar del consumo nocivo de alcohol reducen el
riesgo de ECV. El riesgo cardiovascular también se puede reducir mediante la
prevención o el tratamiento de la hipertensión, la diabetes y la
hiperlipidemia.
Las políticas que crean entornos propicios para elegir
opciones saludables asequibles son esenciales para motivar a las personas para
que adopten y mantengan comportamientos saludables.
¿Cómo prevenir estas enfermedades?
La OMS ha identificado intervenciones muy
costoeficaces para prevenir y controlar las ECV, cuya aplicación es factible
incluso en entornos con escasos recursos.
Es posible reducir el riesgo de ECV realizando
actividades físicas de forma regular; evitando la inhalación activa o pasiva de
humo de tabaco; consumiendo una dieta rica en frutas y verduras; evitando los
alimentos con muchas grasas, azúcares y sal, manteniendo un peso corporal
saludable y evitando el consumo nocivo de alcohol.
La forma de prevenir y controlar las ECV es a través
de una acción global e integrada:
§
Control del tabaco, los impuestos para reducir la
ingesta de alimentos ricos en grasas, azúcares y sal, la creación de vías para
peatones y bicicletas con el fin de fomentar la actividad física, y el
suministro de comidas saludables en los comedores escolares.
§
Las estrategias integradas se centran en los
principales factores de riesgo comunes a varias enfermedades crónicas tales
como las ECV, la diabetes y el cáncer: dieta malsana, inactividad física y
consumo de tabaco.
Hay varias intervenciones disponibles. Algunas de
ellas pueden ser aplicadas incluso por profesionales sanitarios no médicos en
centros cercanos al cliente. Dichas intervenciones son muy costoeficaces,
tienen gran impacto y la OMS las considera prioritarias. Por ejemplo:
§
Practicar actividad física adaptada a las
características de cada individuo.
§
Evitar sobre peso y la obesidad controlando su alimentación.
§
Seguir una dieta en bajo contenido graso de origen
animal y rica en frutas y verduras, legumbres, pescados hortalizas, y realizar
análisis de colesterol al menos 4 veces al año.
§
No abusar de las bebidas
alcohólicas y dejar de fumar.
§
Medir la presión arterial periódicamente.
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