Insomnio: qué es cómo impacta en nuestra
salud
El sueño es muy importante
para la salud. Dormir las horas adecuadas, sumadas a un descanso reparador, nos genera
beneficios tanto físicos como psicológicos. Sin embargo, la privación del mismo
de manera prolongada acarrea efectos contrarios que no tardan en hacerse
evidentes.
En este artículo veremos
qué es el insomnio y cómo podemos combatirlo a través de hábitos saludables a aplicar al día
a día.
¿Qué es el insomnio?
El problema del insomnio consiste en tener dificultad para conciliar el sueño, para seguir durmiendo o una
combinación de ambas. Como consecuencia, la persona duerme poco o nada
durante la noche y probablemente se sienta cansada al amanecer, lo que provoca
un bajo desempeño en las actividades del día al estar somnoliento, con falta de
energía e irritable.
El insomnio puede ser agudo o crónico. El agudo se
caracteriza por su corta duración (días o semanas), el cual es generado por
problemas de la vida cotidiana, ya sea estrés laboral, conflictos familiares o
personales, el cambio de horario al viajar, etc.
Por otro lado, el insomnio crónico tiene una duración
de más de un mes provocado por alguna enfermedad que la persona padezca, efecto
secundario de algún medicamento, así como por otras sustancias: cafeína,
nicotina, bebidas alcohólicas, drogas, etc.
Un problema de salud pública
Actualmente, alrededor del 40% de la población en
México padece de insomnio, según señala la doctora Marisela Durán Gutiérrez,
encargada de la Clínica del Sueño, del Hospital Civil de Guadalajara.
Además, resalta la importancia de atender el
padecimiento, ya que puede afectar seriamente ocasionando accidentes viales debido a somnolencia y a la disminución de la velocidad
de reacción; bajo rendimiento laboral o escolar por problemas de atención,
concentración y memoria; desequilibrio emocional: estrés, ansiedad, depresión,
irritabilidad.
Por otro lado, el insomnio está asociado a un aumento
de las probabilidades de padecer obesidad, diabetes, síndrome metabólico e
hipertensión arterial, entre otras enfermedades provocadas por la disminución
de las defensas.
Cabe señalar que las personas que duermen menos de
cinco horas por noche tienen cuatro veces más probabilidades de desarrollar
diabetes mellitus tipo dos, y un 45% más de posibilidades
de sufrir un ataque al corazón, de acuerdo a Alejandro Jiménez Genchi, coordinador
de la Clínica del Sueño del Instituto Nacional de Psiquiatría.
¿Cómo combatirlo?
Para evitar en la medida de lo posible que el insomnio
se convierta en un problema, es útil seguir las recomendaciones planteadas a
continuación.
1. Modifica tus hábitos de sueño
Puedes empezar por acostarte temprano a una hora fija
para acostumbrarte. Lo recomendable es dormir entre siete u ocho horas, así que
también es importante establecer una hora regular para despertar.
Vigila los fines de semana y evita el exceso de viajes porque desajustan el horario establecido. Una vez en
cama, procura no distraerte con la televisión o el celular, ya que estos pueden
mantenerte despierto y demorar el sueño.
2. Evita el alto consumo de café, tabaco y alcohol
La cafeína es un fuerte
estimulante que puede alterar el sueño, la puedes encontrar en el café, té,
refrescos, entre otros.
Por su parte, en lo que respecta al tabaco, las
personas que fuman tardan más en conciliar el sueño y se despiertan más
frecuentemente, en comparación con los que no fuman, esto debido a un pequeño
síndrome de abstinencia, mientras que, en cuanto al alcohol, la presencia del
mismo en la sangre altera el ciclo del sueño y
provoca un despertar intermitente o demasiado temprano, de acuerdo
a Melgosa (2008).
3. Haz ejercicio físico
El sedentarismo, por obvias razones, proporciona poco
cansancio físico. El ejercicio intenso o regular, además de ayudar a disminuir
el estrés, te proporcionará bienestar y un sueño profundo y continuo; también
eleva la temperatura corporal diurna y rebaja la nocturna, lo cual induce al
sueño.
Sin embargo, lo recomendable es realizar
la actividad horas antes de acostarse, en lugar de hacerlo inmediatamente antes, ya que no
induce al sueño de forma inmediata.
4. Procura cenar temprano
La actividad digestiva por cenar tarde puede provocar
dificultad para dormir, por lo que es recomendable cenar poco y temprano,
aproximadamente dos horas antes de acostarte. Por otro lado, los alimentos
fuertes o picantes interceptan el proceso del sueño. Si se te complica elegir
una cena adecuada baja en carbohidratos, puedes
pedir asesoría a un profesional de la nutrición.
5. Intenta no dormir
Sí, leíste bien, intenta no dormir. Porque mientras
más intentos hagas por quedarte dormido, por más esfuerzo y perseverancia,
difícilmente lo conseguirás.
El sueño es algo natural que no puedes atrapar o
generar por ti mismo. Es similar si haces el intento por provocarte hambre o
sed, simplemente no funciona de esa manera. El sueño debe llegar de forma
natural, por lo que si has intentado por todos
los medios quedarte dormido sin tener éxito, mejor haz lo contrario, intenta no dormir. Por
ejemplo poniéndote a leer un buen libro hasta que el sueño finalmente y sin
esperarlo te atrape.
6. Busca ayuda profesional
Finalmente, si el insomnio persiste por alguna
situación en particular que estés atravesando siempre será una opción pedir
ayuda. El psicólogo evaluará tu dificultad y podrá
indicarte si será suficiente resolverlo con psicoterapia, o bien si
se necesitará de apoyo médico.
Conclusión
Dormir no es un lujo, incluso existe una correlación
entre el buen sueño y la longevidad, de acuerdo a un informe publicado en
Psychosomatic Medicine (Dew et al., 2003), por lo que es muy importante atender
esa necesidad que nos genera insomnio, modificar nuestros hábitos de sueño, así
como el estilo de vida. Porque dormir es la manera más
barata de dar un paso adelante a una vida plena y saludable.
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