sábado, 14 de enero de 2017

Los mejores consejos para dormir a tu bebé

"La gente que dice que duerme como un bebé, generalmente no tiene uno" — Leo J. Burke. 

¡Ah, dormir sin interrupciones…! ¿Te acuerdas de cuando dormías ocho horas cada noche sin despertarte para nada? Si tienes niños pequeños, seguramente te parecerá un recuerdo lejano. Según una encuesta realizada por la Fundación Nacional del Sueño Estadounidense en 2004, hasta un 69 por ciento de los niños menores de 10 años tienen problemas para dormirse y mantenerse dormidos. ¿Y qué hay del otro 31 por ciento? ¿Cuál es su secreto? Para saberlo consultamos con los expertos en sueño más destacados. Esto nos ha permitido descubrir algunas de las sorprendentes estrategias que realmente funcionan: 

Bebés que no duermen: curso básico

Aunque los recién nacidos tienden a dormir 18 horas al día, lo hacen en pequeños periodos de tiempo a lo largo de todo el día. Aquí tienes algunas ideas para que tu pequeñín junte esos "raticos de sueño" especialmente durante la noche. 

Ponlo en su cuna cuando esté adormilado, no totalmente dormido 
Esto no es fácil, especialmente para mamás que están dando el pecho, pero si consigues encontrar la manera obtendrás mucho del descanso que necesitas. Los bebés que se duermen por sí solos son más propensos a dormirse más rápidamente y aprenden cómo calmarse ellos mismos para dormir, según asegura Kim West, autora de Buenas noches, que duermas bien (Good Night, Sleep Tight). West es una trabajadora social en Annapolis, Maryland, así como una consultora de sueño profesional que ha ayudado a más de 2,000 familias en todo el país a dormir a sus pequeñines. 

Éste es su consejo: cuando tu bebé tenga de 6 a 8 semanas, crea una escala de sueño del 1 al 10. El 1 es despierto totalmente y el 10 es dormido como un tronco. Espera a que tu bebé esté en el número 7 y ponlo a dormir. Mover los brazos y las piernas de forma menos vigorosa y no succionar con tanta fuerza (pasar de alimentarse, a succionar para calmarse) son signos claros de que está entrando en el mundo de los sueños. 

Intenta no mirar a tu bebé a los ojos 
Muchos bebés se estimulan muy fácilmente. Una mirada tuya amorosa puede hacer que pasen de estar cansados a estar en plena forma más deprisa de lo que tardas en decir: "¡Ay, no!". Ver cómo tu bebé reacciona a tu mirada es maravilloso al mediodía y desalentador a medianoche. 

Los padres que mantienen contacto visual con sus bebés adormilados los están animando sin darse cuenta a que salgan de la zona del sueño, dice Claire Lerner, directora de una organización no lucrativa llamada Zero to Three que promueve la salud de bebés y niños pequeños. "Cuanta más interacción haya entre tú y tu bebé durante la noche, más motivación tendrá para despertarse". 

¿Qué puedes hacer entonces? Lerner sugiere bajarle el nivel a todo. Si tienes que entrar en el área donde está durmiendo tu bebé por la noche, no mantengas su mirada, hables o le cantes tu canción favorita de Juanes. Mantén tu mirada en su barriguita y acaríciale la espalda con suavidad y una voz dulce y tranquila. 

Llévatelo al lado oscuro 
"Las luces activan el botón biológico de puesta en marcha de tu hijo", dice Elizabeth Pantley, autora de El sueño del bebé sin lágrimas (No-cry sleep solution). Y al contrario, la oscuridad hace que el cerebro libere melatonina, una hormona clave para conciliar el sueño. 

Si tu bebé duerme más durante el día que por la noche, ayúdale a reconocer la diferencia. Durante el día, deja que entre mucho sol en la casa. Pon a tu bebé a que duerma siestas durante el día en cuartos bien iluminados (a menos que tenga problemas para dormir siestas). Para inducir el sueño por la noche instala reguladores de intensidad en las luces, no sólo en el cuarto de tu bebé sino en otras habitaciones donde los dos pasen mucho tiempo. Reduce la intensidad de la luz una o dos horas antes de la hora de irse a dormir por la noche, para establecer el ambiente. Las luces nocturnas están bien, pero escoge unas que sean pequeñas y de tono azulado y apagado (las de color amarillo y blanco brillante son más estimulantes). 

Si tu hijo se despierta durante la noche no enciendas la luz ni lo lleves a una habitación que esté bien iluminada. El paso de la oscuridad a la luz le dice a su cerebro que es hora de entrar en acción. En vez de eso, tranquilízalo para que se vuelva a dormir en el cuarto. Si el sol de la mañana hace que tu hijo se levante demasiado pronto o si tiene problemas con las siestas de la tarde, instala cortinas que oscurezcan el cuarto. 

Corta tu dependencia del monitor de bebés 
Según Pantley, una mamá o papá que salta cada vez que escucha un suspiro transmitido por el monitor de bebés le está enseñando a su hijo a despertarse más a menudo. En vez de esto, sincroniza tu entrada para ir a consolar a tu hijo entre el momento en que sabes que está despierto y el momento en el que va a empezar a llorar a pleno pulmón. Al esperar unos minutos le das la posibilidad de calmarse solito y volverse a dormir. Y al entrar antes de que se ponga a llorar de pleno podrás pararlo antes de que esté demasiado enfadado para volverse a dormir. 

En cualquier caso, está bien reducir la sensibilidad de registro de sonidos de tu monitor de bebé. Regula el volumen para que puedas ir cuando está agitado, pero no para oír cada suspiro. A la larga, quizás quieras apagarlo completamente. 

Relaja las reglas para el cambio de pañales 
Resiste el impulso de cambiar a tu bebé cada vez que se despierte, porque harás que se despierte más. En vez de esto, Pantley aconseja ponerle un buen pañal nocturno absorbente cuando se vaya a dormir. Cuando se despierte, huélelo para saber si está sucio y cámbialo sólo si no hay más remedio. Y si tienes que cambiarlo, no hay nada que despierte más a un bebé que una toallita húmeda fría. Intenta sustituirla por un pañito tibio. 

Y creías que la cosa no podía ir a peor: de bebés que no duermen a niños pequeños que tampoco lo hacen

Es difícil de creer, pero para cuando tu bebé cumple los dos años, ha pasado más tiempo dormido que despierto. Como promedio, los niños pequeños necesitan de 12 a 14 horas de sueño al día, incluyendo las siestas (los niños más grandecitos, de 11 a 13 horas). No te alarmes si tu hijo acaba con la rutina de las dos siestas. Alrededor de los 18 meses no es raro que un niño pase de dos siestas diarias a una. Pero reducir sus siestas a la mitad significa que el sueño de por la noche tiene alta prioridad. 

Mantén la rutina corta y sencilla 
Un show de variedades con varios actos: un baño, tres libros, dos canciones y un masaje puede retrasar la hora de irse a dormir eternamente. "Antes de que te des cuenta, tu bien intencionada rutina para irse a la cama se ha convertido para tu hijo en un momento de transición para la hora de jugar", dice Mary Ann LoFrumento, pediatra y autora de Simple Parenting: Understanding Your Newborn and Infant (Crianza sencilla: cómo comprender a tu bebé y a tu niño). Si tu hijo se resiste a irse a la cama, mantente enfocada en el sueño y no dejes que tu hijo dirija el show. 

LoFrumento sugiere que los padres de niños que tienen dificultades para mantener el sueño mantengan una rutina de no más de 15 minutos (está bien que sea un poco más larga si tu hijo no tiene problemas para quedarse dormido). Quince minutos es todo lo que debe tardar para ponerse el pijama, leer dos libros cortos y decir buenas noches. 

Haz la conexión 
"Uno de los errores más grandes que los padres cometen es no conectar el sueño del niño y su comportamiento durante el día", afirma Pantley, quien atribuye muchos de los comportamientos que se consideran parte de los "años terribles" a la falta de sueño. "La irritabilidad, quejas, peleas con los otros hermanos... todas tienen su raíz en la falta de una buena noche de sueño". ¿Su consejo? Haz que se vaya a dormir antes. (Mira nuestro siguiente consejo, "Recupera la noche") 

Recupera la noche 
Ejerce el control y establece una hora temprana de irse a la cama, preferiblemente entre las 7 y las 8 p.m., dice Pantley. "Los niños no están viendo el reloj para ver qué hora es. Sólo están esperando que alguien les diga que tienen que irse a la cama". Por eso, escoge una hora y mantenla. 

Controla la temperatura 
Sin duda, los 72 grados Fahrenheit (22 centígrados), parecen algo muy confortable para una habitación, y eso está muy bien cuando estás despierto. Pero la temperatura ideal para dormir está entre los 60 y los 70 grados Fahrenheit (16 y 21 grados centígrados). Esto se debe a que el sueño llega con un descenso de la temperatura del cuerpo, y ésta es la razón por la que un baño antes de dormir ayuda a tu hijo a dormirse antes. El baño lo deja calentito y cómodo, y luego la temperatura más fría hace que su temperatura corporal baje, lo que le provoca el sueño. 

Baja un poco el termostato al menos una hora antes de irse a la cama. Si se te olvida, instala un termostato automático. Prográmalo para que baje la temperatura por la tarde y la suba por la mañana, y puede que tu hijo se ajuste al ritmo. 

Despierta tu hijo a la misma hora cada día 
Una rutina consistente para despertarse es tan importante como una regular para irse a la cama. Los niños se deben levantar más o menos a la misma hora todos los días (con una diferencia de 30 minutos). Evita dejarlos dormir hasta tarde durante los fines de semana, dice Pantley. "Lo que hacemos con esto es pedirles a los niños que vivan en dos zonas horarias diferentes, una zona horaria durante la semana y otra en el fin de semana", dice. "Como resultado, tienen jetlag permanente". 

El hecho de que tus niños no se beneficien de un poco de sueño extra en los fines de semana no significa que a ti no te vaya bien. Si los fines de semana por la mañana es el único momento para recuperar tus horas de sueño, túrnate con tu pareja para que tu niño pueda seguir despertándose a la misma hora. 

Niños que van ya al cole: edad para razonar

A medida que los niños ya no duermen siestas y no necesitan cunas ni canciones de cuna, desarrollan una gran destreza: la capacidad de razonar. "Los padres tienen menos control directo para hacer que un niño más mayor se vaya a dormir, así que la solución es hacer de tu niño un compañero y enseñarle la importancia de tener una buena noche de descanso". 

Los niños de entre 5 a 12 años necesitan entre 10 y 11 horas de sueño por la noche. Pantley sugiere apelar a su lado lógico. A esta edad, los niños son suficientemente mayores como para comprender que las hormonas que les ayudan a crecer se liberan durante la noche, y por ello necesitan dormir para llegar a su máxima estatura, dice. Utiliza la misma lógica que utilizas para las buenas calificaciones o los deportes: si duermen bien sus cerebros estarán en mejor forma para recordar lo que han aprendido ese día en la escuela, y sus cuerpos rendirán mejor en los partidos de fútbol. 

Acaba con el búho nocturno 
Quedarse levantado hasta tarde es uno de los problemas más comunes de los niños que ya van a la escuela. Los padres a menudo contribuyen al problema porque quieren pasar más tiempo con sus niños al final del día. Pero haz la cuenta hacia atrás: "Si tu hijo necesita 11 horas de sueño por la noche y tiende a levantarse a las 7 a.m., entonces tiene que estar dormido a las 8 p.m.", asegura West. 

Merienditas para dormir mejor 
Haz que tu hijo esté más predispuesto al sueño dándole algo saludable para comer que le ayude a conciliar el sueño, una hora antes de que se vaya a la cama. Hay algunos alimentos que inducen de forma natural una liberación de serotonina, el inductor del sueño de nuestro organismo. Prueba con un vaso de leche, una tostada integral con una rebanada de queso, medio sandwich de mantequilla de cacahuate o copos de avena con bananas. 

Durante el día, reduce o elimina los alimentos o bebidas que tengan cafeína seis horas antes de irse a dormir. De acuerdo con la Fundación Nacional del Sueño, un 75 por ciento de los niños en edad escolar ingiere bebidas con cafeína como las colas. Debido a que la mayoría de estas bebidas tienen calorías vacías, considera eliminarlas totalmente de la dieta de tu hijo. 

Evita las tareas escolares antes de dormir 
Los niños que hacen su tarea escolar antes de irse a la cama generalmente se quedan despiertos hasta tarde y están soñolientos al día siguiente. Hay estudios científicos que enlazan los patrones irregulares de sueño a problemas académicos y de comportamiento. Los niños en edad escolar están desesperados por obtener más horas de sueño, indica LoFrumento. "Muchos padres me han dicho que sus hijos han mejorado muchísimo en la escuela después de mejorar su hábitos de sueño". 

En vez de dejar la tarea escolar de tu hijo hasta el último minuto, planea una hora fija para trabajar antes o justo después de la cena, sugiere LoFrumento. "Deja que tu hijo tenga suficiente tiempo para practicar algún deporte, correr o simplemente relajarse después de un largo día en la escuela, pero asegúrate de que acaba su tarea a las 7:30 u 8 p.m. "Si tu hijo suele tener problemas porque tiene mucha tarea, habla con su maestra o maestro". 

Escoge bien el colchón de tu hijo 
La mayoría de los adultos se pasan horas escogiendo el colchón perfecto para su propia cama, pero aceptan cualquier colchón para la cama de su hijo, dice Pantley. Pantley sugiere que te acuestes 30 minutos en la cama de tu hijo. Analiza si es cómoda, cómo es la almohada y si la manta es cálida y confortable. Haz que sea un lugar donde tú quisieras dormir. 

Descarta problemas médicos 
Al igual que los adultos, los niños pueden tener enfermedades o problemas médicos que interfieran con su sueño. Hasta un 12 por ciento de los niños ronca y hasta un 10 por ciento tienen apnea del sueño, un trastorno en el que las vías respiratorias se bloquean parcialmente y reducen la entrada de aire, lo que hace que el niño se despierte de un sueño profundo. Aunque el problema desaparece para muchos niños a medida que crecen, pídele ayuda a tu pediatra si tu hijo ronca demasiado y si está excesivamente soñoliento durante el día.



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