La primera vez que tengas en brazos a tu bebé, aun en
la sala de partos, ponlo en tu pecho. Al principio tu cuerpo producirá una
leche especial llamada calostro, que ayudará a proteger a tu bebé contra las
infecciones. El estómago de tu recién nacido es muy pequeñito así que no
necesita mucha leche para llenarse. A medida que su pancita crezca, tu producción de leche aumentará para
satisfacer sus necesidades.
Coloca a tu bebé de manera que todo su cuerpo
esté volteado hacia tu cuerpo (lo que se conoce como "panza con
panza"). Trata de tocar su labio superior o la mejilla con el pezón, para
estimular el reflejo que le hace buscar el pezón con la boca. Y cuando abra
bien la boca, aprovecha para acercarlo al pecho. Recuerda que su boca no sólo
debe cubrir el pezón, sino toda la areola (la parte oscura del pecho que rodea
al pezón).
Procura permanecer tranquila, sobre todo si a tu
recién nacido le cuesta encontrar el pezón o mantenerlo en la boca. Dar de
mamar es un arte que exige un poco de paciencia y mucha práctica, y nadie
espera que sepas hacerlo desde el comienzo, o sea que no dudes en pedir a una
enfermera que te ayude mientras todavía estés en el hospital.
Si tu bebé nació prematuro, tal vez no puedas
darle de mamar inmediatamente, pero sí puedes empezar a extraerte
leche. Tu bebé la recibirá a través
de un tubo de alimentación, jeringuilla, o un biberón hasta que esté lo
suficientemente fuerte como para mamar de tu pecho.
Desde el principio recuerda que amamantar no debe ser doloroso.
Así que si sientes dolor, interrumpe la succión del bebé deslizando un dedo
tuyo entre sus encías y el pezón, y vuelve a colocarlo asegurándote de que
tenga la boca bien abierta. Una vez que esté bien colocado
en el pecho, él solito se encargará
de lo demás.
Averigua los 7 mitos
de la lactancia más comunes entre las mamás
latinas.
Con qué frecuencia debes amamantar
Tendrás
que hacerlo muy a menudo, ya que cuanto más lo amamantes, más rápido empezarás
a producir leche madura y más cantidad tendrás. Amamantar, de 8 a 12 veces al día es más o menos lo
normal.
De acuerdo con las últimas recomendaciones de la
Academia Estadounidense de Pediatría debes amamantar a tu recién nacido
siempre que dé señales de tener hambre, ya sea mostrándose más alerta y activo,
chupándose las manos, o buscando tu pecho con la boquita. El llanto es su
último recurso para decirte que tiene hambre, o sea que lo ideal es empezar a
alimentarlo antes de que
empiece a llorar.
Durante los primeros días es probable que tengas
que despertarlo para darle de mamar, y también es posible que se vuelva a
dormir antes de terminar de comer. Para asegurarte de que esté comiendo lo
suficiente, despiértalo para darle el pecho si han pasado cuatro horas desde la
última vez que lo amamantaste.
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