La leche materna es el mejor
alimento que existe para los bebés. Hay estudios que demuestran que si
alimentas a tu bebé exclusivamente con tu leche hasta que tenga por lo menos
tres meses de edad, podrías prevenir que contraiga ciertas enfermedades
respiratorias. Y si lo haces hasta que tenga por lo menos cuatro meses, es
posible que también reduzcas el riesgo de que tenga infecciones en los oídos.
Tu leche es un alimento completo que contiene todas las sustancias nutritivas que el bebé necesita (más de 400), incluyendo hormonas y componentes para combatir enfermedades que no se encuentran en las leches artificiales, o fórmulas infantiles. Más increíble todavía es el hecho de que su composición nutritiva cambia y se ajusta a las necesidades del niño a medida que éste crece y se desarrolla.
Aparte de los beneficios que la leche materna ofrece en la formación del cerebro de tu bebé y en la lucha contra las infecciones, la lactancia te ayuda a crear un vínculo muy fuerte y especial con tu pequeño. Al amamantar, tu bebé también se "nutre" de tu cariño, el contacto directo con tu piel, y la seguridad que siente en tus brazos.
La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda la lactancia exclusiva hasta los 6 meses.
Cómo empezar a amamantar
La primera vez que tengas en brazos a tu bebé, aun en la sala de partos,
ponlo en tu pecho. Al principio tu cuerpo producirá una leche especial llamada
calostro, que ayudará a proteger a tu bebé contra las infecciones. El estómago
de tu recién nacido es muy pequeñito así que no necesita mucha leche para
llenarse. A medida que su pancita crezca, tu producción de leche aumentará
para satisfacer sus necesidades.
Coloca a tu bebé de manera que todo su cuerpo esté volteado hacia tu cuerpo (lo que se conoce como "panza con panza"). Trata de tocar su labio superior o la mejilla con el pezón, para estimular el reflejo que le hace buscar el pezón con la boca. Y cuando abra bien la boca, aprovecha para acercarlo al pecho. Recuerda que su boca no sólo debe cubrir el pezón, sino toda la areola (la parte oscura del pecho que rodea al pezón).
Procura permanecer tranquila, sobre todo si a tu recién nacido le cuesta encontrar el pezón o mantenerlo en la boca. Dar de mamar es un arte que exige un poco de paciencia y mucha práctica, y nadie espera que sepas hacerlo desde el comienzo, o sea que no dudes en pedir a una enfermera que te ayude mientras todavía estés en el hospital.
Si tu bebé nació prematuro, tal vez no puedas darle de mamar inmediatamente, pero sí puedes empezar a extraerte leche. Tu bebé la recibirá a través de un tubo de alimentación, jeringuilla, o un biberón hasta que esté lo suficientemente fuerte como para mamar de tu pecho.
Desde el principio recuerda que amamantar no debe ser doloroso. Así que si sientes dolor, interrumpe la succión del bebé deslizando un dedo tuyo entre sus encías y el pezón, y vuelve a colocarlo asegurándote de que tenga la boca bien abierta. Una vez que esté bien colocado en el pecho, él solito se encargará de lo demás.
Coloca a tu bebé de manera que todo su cuerpo esté volteado hacia tu cuerpo (lo que se conoce como "panza con panza"). Trata de tocar su labio superior o la mejilla con el pezón, para estimular el reflejo que le hace buscar el pezón con la boca. Y cuando abra bien la boca, aprovecha para acercarlo al pecho. Recuerda que su boca no sólo debe cubrir el pezón, sino toda la areola (la parte oscura del pecho que rodea al pezón).
Procura permanecer tranquila, sobre todo si a tu recién nacido le cuesta encontrar el pezón o mantenerlo en la boca. Dar de mamar es un arte que exige un poco de paciencia y mucha práctica, y nadie espera que sepas hacerlo desde el comienzo, o sea que no dudes en pedir a una enfermera que te ayude mientras todavía estés en el hospital.
Si tu bebé nació prematuro, tal vez no puedas darle de mamar inmediatamente, pero sí puedes empezar a extraerte leche. Tu bebé la recibirá a través de un tubo de alimentación, jeringuilla, o un biberón hasta que esté lo suficientemente fuerte como para mamar de tu pecho.
Desde el principio recuerda que amamantar no debe ser doloroso. Así que si sientes dolor, interrumpe la succión del bebé deslizando un dedo tuyo entre sus encías y el pezón, y vuelve a colocarlo asegurándote de que tenga la boca bien abierta. Una vez que esté bien colocado en el pecho, él solito se encargará de lo demás.
Averigua los 7 mitos de la lactancia más comunes entre las mamás latinas.
Con qué frecuencia debes amamantar
Tendrás que hacerlo muy a menudo, ya que cuanto más lo amamantes, más
rápido empezarás a producir leche madura y más cantidad tendrás. Amamantar, de 8 a 12 veces al día es más o
menos lo normal.
De acuerdo con las últimas recomendaciones de la Academia Estadounidense de Pediatría debes amamantar a tu recién nacido siempre que dé señales de tener hambre, ya sea mostrándose más alerta y activo, chupándose las manos, o buscando tu pecho con la boquita. El llanto es su último recurso para decirte que tiene hambre, o sea que lo ideal es empezar a alimentarlo antes de que empiece a llorar.
Durante los primeros días es probable que tengas que despertarlo para darle de mamar, y también es posible que se vuelva a dormir antes de terminar de comer. Para asegurarte de que esté comiendo lo suficiente, despiértalo para darle el pecho si han pasado cuatro horas desde la última vez que lo amamantaste.
De acuerdo con las últimas recomendaciones de la Academia Estadounidense de Pediatría debes amamantar a tu recién nacido siempre que dé señales de tener hambre, ya sea mostrándose más alerta y activo, chupándose las manos, o buscando tu pecho con la boquita. El llanto es su último recurso para decirte que tiene hambre, o sea que lo ideal es empezar a alimentarlo antes de que empiece a llorar.
Durante los primeros días es probable que tengas que despertarlo para darle de mamar, y también es posible que se vuelva a dormir antes de terminar de comer. Para asegurarte de que esté comiendo lo suficiente, despiértalo para darle el pecho si han pasado cuatro horas desde la última vez que lo amamantaste.
Cómo ponerte cómoda
Puesto que cada toma puede tardar hasta 40 minutos, especialmente durante
los primeros meses, elige un lugar cómodo para darle el pecho. Sujeta al bebé
en una posición que no te deje
los brazos y espalda adoloridos. Una buena opción es sostener su cabecita con
la mano, pero lo importante es que elijas la postura que te sea más cómoda.
Si estás sentada, puedes usar una almohada especial para amamantar que parece un
semicírculo, ya que ofrece un excelente apoyo para el bebé. Muchas mamás
también usan un pequeño banco para descansar las piernas y los pies. Recuerda
que es importante que tú y tu bebé estén cómodos antes de que empieces a amamantar, ya que permanecerán en la misma
posición por mucho tiempo.
Consulta nuestra guía visual donde podrás observar a un bebé prendiéndose al pecho.
Consulta nuestra guía visual donde podrás observar a un bebé prendiéndose al pecho.
Qué debes comer
Mientras estés amamantando lo único que necesitas es una dieta normal saludable. Puedes producir
leche aunque tu dieta no sea la adecuada. Sin embargo, si sigues una dieta
saludable, puedes tener la certeza de que estás produciendo la leche necesaria y
que es de buena calidad. Además de que sentirás muy bien.
Recuerda que comer sano es importante para tu propia salud. Come de acuerdo al hambre que tengas en lugar de basarte en el número de calorías que debes consumir.
No olvides que es importante beber muchos líquidos durante el día para mantenerte hidratada. Para recordártelo, tu cuerpo liberará la hormona oxitocina mientras amamantas, la cual hará que aumente tu sed.
Muchas mamás sienten más hambre de lo normal cuando amamantan. Y eso es normal ya que tu cuerpo está trabajando laboriosamente para producir leche para tu bebé. Para controlar tu hambre y mantenerte con energía, es aconsejable que comas aperitivos saludables entre las comidas. Como regla general, la mayoría de las madres que dan pecho necesitan entre 200 a 500 calorías adicionales diarias.
Es muy aconsejable que limites el consumo de cafeína, y que evites los chocolates, las comidas picosas y otros alimentos que pueden irritar el sistema digestivo, ya que pasarán al bebé a través de tu leche y podrían causarle malestar. Los expertos aconsejan que limites tu consumo de cafeína a menos de 300 mg por día. Esta cantidad la puedes obtener de una taza de 12 onzas de café.
Tampoco es recomendable que consumas alcohol mientras estás amamantando porque también pasará al bebé a través de tu leche.
Infórmate si está bien complementar la lactancia de tu bebé con leche de fórmula.
Recuerda que comer sano es importante para tu propia salud. Come de acuerdo al hambre que tengas en lugar de basarte en el número de calorías que debes consumir.
No olvides que es importante beber muchos líquidos durante el día para mantenerte hidratada. Para recordártelo, tu cuerpo liberará la hormona oxitocina mientras amamantas, la cual hará que aumente tu sed.
Muchas mamás sienten más hambre de lo normal cuando amamantan. Y eso es normal ya que tu cuerpo está trabajando laboriosamente para producir leche para tu bebé. Para controlar tu hambre y mantenerte con energía, es aconsejable que comas aperitivos saludables entre las comidas. Como regla general, la mayoría de las madres que dan pecho necesitan entre 200 a 500 calorías adicionales diarias.
Es muy aconsejable que limites el consumo de cafeína, y que evites los chocolates, las comidas picosas y otros alimentos que pueden irritar el sistema digestivo, ya que pasarán al bebé a través de tu leche y podrían causarle malestar. Los expertos aconsejan que limites tu consumo de cafeína a menos de 300 mg por día. Esta cantidad la puedes obtener de una taza de 12 onzas de café.
Tampoco es recomendable que consumas alcohol mientras estás amamantando porque también pasará al bebé a través de tu leche.
Infórmate si está bien complementar la lactancia de tu bebé con leche de fórmula.
Dificultades que podrías tener
Aunque casi todas las mujeres tienen la capacidad de amamantar exitosamente,
muchas enfrentan dificultades al empezar a hacerlo. Es normal sentirse abrumada
por las necesidades constantes de tu recién nacido y por la sensación de que lo
único que haces día y noche es alimentarlo. Si te sientes un poco desmotivada y
estás pensando en desistir, recuerda que no estás sola.
Algunos de los problemas más comunes que podrías tener en las primeras seis semanas incluyen:
Algunos de los problemas más comunes que podrías tener en las primeras seis semanas incluyen:
·
Senos
demasiado llenos e hinchados.
·
Pezones
adoloridos.
·
Mastitis:
una infección en los pechos.
No hay por qué sufrir en silencio. Todos estos problemas tienen solución, y cuanto antes busques ayuda, mejor.
¿Estás preocupada porque crees que estás produciendo poca leche? Mira lo que dicen los expertos al respecto.
Dónde encontrar ayuda
Todo lo que necesitas para
obtener la ayuda y el apoyo que buscas es una llamada telefónica. La
organización internacional La Liga de la Leche (en español),
que ofrece apoyo a las lactantes, puede enviarte información o ponerte en
contacto con uno de los grupos en tu área.Puedes comunicarte con las oficinas centrales de La Liga de la Leche, u obtener información a través de su línea de ayuda, llamando al (800) 525-3243, donde también ofrecen asistencia en español. Si vas a las reuniones en tu área recibirás ayuda y apoyo para amamantar, a la vez que conocerás a otras mamás primerizas con quienes podrás intercambiar ideas y experiencias.
También puedes obtener buenas recomendaciones para amamantar con éxito consultando a una asesora de lactancia profesional, quien se sentará a tu lado y te ofrecerá consejos prácticos, ayudándote a corregir la posición del bebé y otros factores que podrían estar causando problemas.
Para encontrar a una de estas especialistas en tu área, llama a la Asociación Internacional de Asesoras de Lactancia al (919) 861-5577, o busca en Internet una asesora de lactancia de esa asociación.
También puedes llamar al hospital donde diste a luz, a tu médico o comadrona (partera), o al pediatra de tu bebé para que te recomienden a una asesora de lactancia de su confianza o a un grupo de apoyo para mamás lactantes en tu área. Muchos hospitales cuentan con estas profesionales y ofrecen sus propios grupos de apoyo, gratuitamente.
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