martes, 29 de enero de 2019

síntomas físicos de la ansiedad

Los 10 síntomas físicos de la ansiedad

Cuando se habla de ansiedad, normalmente se suele pensar que se trata de un comportamiento acelerado por parte de las personas, pero en realidad la aceleración se encuentra en los pensamientos de la persona, y no necesariamente en su comportamiento.
El pensamiento del sujeto ansioso va siempre por delante de la realidad, se anticipa a los hechos de manera negativa. El sujeto piensa que las cosas le saldrán mal incluso antes de comenzar a hacerlas.
En este artículo hablaremos acerca de los síntomas físicos de ansiedad, es decir, veremos cuáles son las principales complicaciones que puede traer esta conducta para nuestro cuerpo, y revisaremos algunos de los tratamientos más efectivos para estos casos.

Como ya hemos hecho mención, la ansiedad puede ocasionar ciertas complicaciones a nivel físico en quienes la padecen. Veamos cuáles son estos síntomas.
Estos son de carácter involuntario, y por lo general suelen presentarse cuando el sujeto está por comenzar una actividad que le incremente el nivel de estrés.
Un buen ejemplo es cuando la persona debe hablar en público o con alguien que le genera algún interés en particular.
Cuando la ansiedad alcanza niveles altos, el Sistema Nervioso Central (SNC) comienza a funcionar de manera exacerbada en el organismo, generando una serie de reacciones que escapan al control voluntario. Una de estas reacciones es la sudoración excesiva, sobre todo en manos, pies, frente y axilas.
La más común de las arritmias cardiacas que se presenta durante los síntomas físicos de ansiedad es la taquicardia. Los latidos del corazón tienden a acelerarse de manera irregularcuando el individuo se expone a una situación que detona el estado ansioso.
Otro síntoma característico en estos casos es que la frecuencia respiratoria se incrementa (taquipnea). Cuando esto ocurre la persona podría comenzar a realizar grandes respiraciones por la boca de manera agitada.
Cuando la ansiedad es persistente e intensa, los músculos se cargan de tensión, y es cuando sobrevienen las molestias en alguna región muscular específica del cuerpo.
Estas molestias ocurren, por lo general, en la espalda, el cuello y los hombros.
Las cefaleas son un síntoma muy característico de la ansiedad, sobre todo las denominadas cefaleas tensionales. Estas son causadas, entre otras cosas por la tensión muscular excesiva en la zona del cuello.
En ocasiones, mientras la persona se encuentra realizando alguna actividad en la que no se siente cómodo o no está lo suficientemente preparado, las glándulas encargadas de la salivación se contraen, ocasionando una sequedad temporal en la boca.
8. Mareos
Estos ocurren sobre todo cuando la ansiedad es intensa, en el momento que la persona siente que ya no tolera seguir realizando la actividad que le genera el malestar; entonces aparece el mareo, el cual puede estar acompañado de otros síntomas físicos de ansiedad.
No es más que la necesidad frecuente de orinar, causada por la ansiedad y la tensión de los músculos. Por ejemplo, alto tan común como esperar por los resultados de un examen podría detonar este síntoma en el sujeto.
Las molestias en la zona del abdomen son una característica clásica de las personas ansiosas, sobre todo el dolor en esta región se presenta en los niños cuando están bajo mucha presión emocional.
En los niños la ansiedad es más común de lo que se piensa, sobre todo porque en las etapas tempranas del desarrollo se hace complicado explicar las emociones con claridad. Pero también en adultos este es uno de los síntomas físicos de la ansiedad, asociado a las dificultades para digerir la comida en este estado de activación.
Para combatir las repercusiones físicas que ocasiona la ansiedad, ten en cuenta estas ideas fundamentales.
Inhalar y exhalar de manera controlada es muy útil. Tomamos el aire por la nariz y lo llevamos a nuestros pulmones, lo dejamos allí durante aproximadamente 15 segundos, y luego lo dejamos salir por la boca suavemente.
Colocar un objeto sobre la televisión mientras esta se mantiene encendida y fijar nuestra atención en ese objeto durante el mayor tiempo posible, evitando distraernos con la programación es un ejercicio para reforzar nuestro nivel de concentración.
También podemos realizar sopas de letras, crucigramas, o aprender a jugar ajedrez. Pero es importante que mientras realizamos estas actividades no lo hagamos pensando es que debemos hacerlo bien, la idea es enfocarnos más en el proceso que el resultado.
En caso de que nuestro nivel de ansiedad no disminuya a pesar de haber implementado las técnicas recomendadas, lo ideal será asistir a sesiones de terapia psicológica para que el psicólogo pueda hacer la evaluación y la intervención necesarias.
En los casos en los que se requiere medicación, el paciente es referido con el psiquiatra para que sea este quien le recete el medicamento y le indique las respectivas dosis. El seguimiento del caso se hará de manera conjunta, el psicólogo se encargará de la parte emocional del sujeto, mientra que el psiquiatra tratará la parte claramente orgánica.

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