Trastornos somatomorfos: tipos, causas,síntomas y tratamiento
Las dolencias físicas son llamadas de atención de que
algo ha ocurrido en nuestro cuerpo. El dolor físico es la respuesta a un
determinado estímulo o afección que podemos estar padeciendo.
Pero estas dolencias no siempre implican una
alteración de carácter físico con un origen claramente localizable.
En este artículo revisaremos
qué son los trastornos somatomorfos, cómo suceden esta clase de trastornos, cuáles son
sus tipos más comunes y hablaremos sobre los tratamientos y terapias utilizadas
en estos casos.
Los trastornos somatomorfos son aquellos en los
que un nivel excesivo de ansiedad y preocupación por
síntomas físicos potenciales o en desarrollo hace que estos se intensifiquen o potencien la
aparición de otros.
Se considera normal que en algún momento de nuestras
vidas todos hayamos experimentado síntomas somatomorfos sin que estos avancen
hasta convertirse en un problema significativo.
Los trastornos somatomorfos suelen estar ligados a
algún tipo de afección física, al menos durante las etapas iniciales. Luego es común que se desvinculen de esta y que predomine el malestar
psicológico por encima de la dolencia física
Un buen ejemplo son los dolores musculares. Cuando el
sujeto comienza a presentar sensación de malestar en alguna región muscular, y
esta persiste durante varios días, la persona asocia este malestar con una
enfermedad de gravedad considerable, aunque realmente lo que puede estar
ocasionando eso son altos niveles de estrés, o el hecho de que se ha mantenido
en posiciones incorrectas durante demasiado tiempo.
En los casos menos intensos
el sujeto es capaz de darse cuenta a tiempo de que está reaccionando de manera
desproporcionada ante la situación y consigue mantener la calma.
Cuando la intensidad es mayor, el individuo puede llegar a obsesionarse tanto
con la idea de que presenta una patología severa que puede ir a la consulta de
diversos especialistas con la firme convicción de que le diagnostiquen la
enfermedad que él mismo ha alimentado sin pretenderlo.
Cuando el especialista hace
la evaluación correspondiente y no detecta patología alguna, el sujeto
no es capaz de aceptar este diagnóstico como verdadero, y continúa buscando
nuevas opiniones.
Se trata de una creencia irracional, que en algunos
casos puede provocar que el sujeto en realidad sienta las molestias físicas
propias de la enfermedad que dice tener, entrando en un estado de hipocondría.
Aquí encontrarás pequeñas descripciones acerca de los
tipos de los trastornos somatomorfos.
Este consiste en un rechazo
exagerado por parte del sujeto hacia su cuerpo, o hacia alguna parte específica
del mismo. En caso de que la persona presente algún defecto físico real, este
es percibido por el sujeto de una manera tan despreciable que podría incluso
llegar a desear deshacerse de esa parte de su cuerpo.
Cuando no hay una malformación evidente, el sujeto con
trastorno dismórfico corporal puede llegar a crearla. Por ejemplo, si no le
gusta la forma de sus orejas o de su nariz, esa situación sería la detonante
del trastorno.
Estos ocurren por lo general antes de los 30 años de
edad, y se trata de síntomas físicos percibidos por el sujeto, para los cuales
ha buscado ayuda médica, pero que en el momento de la evaluación no hacen
emerger signos de ninguna enfermedad.
Este trastorno genera un
elevado nivel de ansiedad en las personas que los padecen, y por lo general
son ocasionados por factores estresantes en la vida cotidiana de estos sujetos.
Se trata de la percepción
de los síntomas específicos de una enfermedad que responde únicamente a la
subjetividad del sujeto. Realmente la persona no presenta ninguna enfermedad
real, pero aun así esta busca ser evaluada teniendo la firme convicción de que
padece dicha enfermedad.
No se considera como un trastorno psicótico, teniendo
en cuenta que la persona es consciente de que puede estar actuando de forma
desproporcionada, pero aun así lo sigue haciendo.
En este caso existen síntomas y signos físicos, como
dolencias musculares continuas o problemas en la percepción de alguno de los
sentidos. Esta situación lleva a la
idea de que existe una patología severa que está ocasionando dicha
sintomatología, pero en realidad el origen de estas afecciones es netamente psicológico,
a diferencia de otros trastornos somatomorfos los síntomas de este no son
producidos de forma premeditada por el sujeto.
Algunos ejemplos de síntomas que pueden aparecer
mediante este trastorno somatomorfo pueden ser cefaleas tensionales, paratonía, disfunciones sexuales,
intolerancia a algunas comidas, etc…
En este caso existe el dolor físico en una o más
partes del cuerpo del sujeto, y suele producirse después de que se haya
padecido un accidente, enfermedad, o simplemente una exigencia en alguna región
del cuerpo. Al principio el dolor tiene justificación, pero luego persiste a
pesar de que la zona afectada haya sanado por completo.
En estos casos se debe
emplear un equipo multidisciplinario que se encargue de estabilizar a los
pacientes física y mentalmente; por lo general está conformado por médicos
especialistas en distintas áreas, entre esos un psiquiatra.
En algunos casos la medicación podría ser necesaria,
cuando se presentan fuertes estados de ansiedad. Sin embargo, siempre será
necesario que el sujeto asista a psicoterapia.
El tratamiento que deja mejores resultados es el que se basa en las técnicas cognitivo-conductuales, las cuales
buscan identificar y cambiar los pensamientos desadaptativos del sujeto por
unos más racionales, que le permitirán evaluar mejor su situación real.
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