Nicole Kidman es diferente. Una mujer elegante y extraña. Elegante por su silueta de un metro ochenta de cristal, esa sofisticación exquisita en las formas, en el vestir, en el hablar, en la sonrisa y el remate de una mirada inteligente, inclasificable y serenamente azul. Extraña por su piel blanca y por ser la pelirroja más admirada en un mundo de celuloide poblado de rubias de actitud y pechos exagerados.
Lo que más popularidad le ha dado ha sido el matrimonio -el más admirado de Hollywood- y el divorcio de Tom Cruise -el más comentado del mundo-. Pero lo más esencial de ella todavía es esa niña que escondía su timidez en la oscuridad del patio de butacas del teatro Philip Street de Sydney. La misma que años más tarde consiguió en "Hotel Bangkok" que miles de telespectadores se sintieran encerrados en una cárcel tailandesa junto a una actriz desconocida que ya nunca olvidarían. Nació en Hawai, luego vivió en Washington y a partir de los cuatro años de edad la familia partió hacia Australia.
Sus padres contribuyeron enormemente a forjar su fuerte personalidad, tan necesaria cuando a los 13 años se es la niña más alta de la clase.
Sus padres contribuyeron enormemente a forjar su fuerte personalidad, tan necesaria cuando a los 13 años se es la niña más alta de la clase.
Su padre, bioquímico y amante del piano, y su madre, enfermera y feminista, ambos muy activos a nivel intelectual, social y político, otorgaron total confianza a la creatividad y el arte de su hija mayor, que empezó a manifestarse en el ballet, la mímica, la danza y el teatro.
Un día, una estudiante de cine llamada Jane Campion le envió una carta felicitando a esa niña de 14 años que actuaba tan bien. En el futuro, tras ser aclamada internacionalmente por su película "El Piano", dirigiría a esa misma mujer en la película "Retrato de una dama", una de las mejores interpretaciones de la carrera de Nicole Kidman.
Nicole deja el instituto a medias para dedicarse a tope al teatro y no tarda en triunfar en la televisión con la película "Bush Christmas", un clásico cada navidad en la pequeña pantalla australiana. Su debut en el cine norteamericano, y por tanto mundial, es la película para adolescentes devorapalomitas "Los Bicivoladores" (1983).
Pero el primer toque de verdad lo da seis años después, en "Calma Total" (junto a Sam Neill), que cuenta la historia de un matrimonio que navegaba pacíficamente en su barquito hasta que rescata a un psicópata en alta mar. La mujer que encarna Nicole experimenta un desarrollo mental fascinante a lo largo del thriller, un papel que sólo podía hacer creíble una mujer de armas tomar como ella. A partir de la primera película ya navega hacia buen puerto.
Y entonces llega Tom Cruise, Mr. Hollywood en persona, que postrado en la ficción en una cama, coge la mano de la enfermera de "Días de Trueno" y se la mete en el paquete. "Es una parte interesante, pero no es mi especialidad". Algo así le responde tajante la enfermera pelirroja. Pues ese primer contacto tan poco afortunado en la pantalla desembocó en la vida real en casorio. El protagonista de Top Gun escogió personalmente a Nicole tras verla en el cásting y tener una primera impresión que ha pasado a la posteridad: "Mi primera reacción al conocer a Nicole fue de puro deseo sexual" (palabras de Tom).
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